Subsidios que no subsidian, programas que dependen de un presupuesto económico que siempre es subejecutado, y también recortado año tras año, sin que jamás se entienda que los destinatarios son seres humanos con sus necesidades más básicas insatisfechas. Todo esto acompañado de campañas virtuales que desvirtúan, con un claro contramensaje: cuando el eslogan es “vos podés tener tu casa”, también se les dice a miles de personas “vos nunca vas a tener tu casa”; cuando se dice en todo estás vos, se dice ¡vos no estás en nada!
Según el gobierno, un número mágico y salvador es el 147: todo lo que tenga que ver con las distintas áreas pasan por este número. Turnos de hospitales, espacios públicos, programas sociales, etc. Ahora, ¿alguien intentó comunicarse con el 147? Imposible.
Durante 2013, el pago del subsidio habitacional siempre estuvo atrasado, lo cual implicó que muchas personas y familias volvieran a la calle. El ticket social, que sirve sólo para comprar alimentos, prácticamente no se pagó y la mayoría dejó de cobrarlo en septiembre. Lo mismo que Ciudadanía Porteña, que es el paso siguiente al anterior, y cuyo monto en general no supera los 350 pesos. Tampoco se pagó y por más que sea reclamado ya no se va a pagar. Estamos hablando que los que lo reciben son la clase social más vulnerable y que era una de sus pocas posibilidades para poder comer.
Mientras se gasta un millón de pesos diarios en propaganda política, de obras y de redes sociales que no funcionan, los fondos destinados a la ley de cooperativas de viviendas (341), única forma de construcción social destinada a los más pobres, se redujo este año 20%. Además hay 400 cooperativas intentando terminar sus viviendas mientras se ven obligados a pagar las cuotas y un alquiler en donde viven con la esperanza de que alguna vez estas viviendas sean terminadas. Muchos fallecen antes de tener terminadas sus casas.
Hogares y paradores del gobierno que siguen sin cumplir con la ley 3.706, con regímenes carcelarios. Muchos funcionan sólo en forma nocturna y durante la mañana las personas son otra vez expulsadas a las calles, son “cacheados” de una manera humillante cada vez que ingresan, no se les permite ingresar si no tienen DNI, tampoco si tienen olor a alcohol. Hay listas negras que impiden que una persona expulsada de algún parador pueda ingresar en otro. Y hay hogares de la Iglesia que cierran a fin de año y no abren hasta marzo. Yo me pregunto si la pobreza y la indigencia se toman vacaciones: ¿qué pensará el Papa sobre esto?
Hay 20.000 personas desalojadas por año, obligadas a irse al interior; 18.000 personas viviendo en situación de calle, 83 fallecidos en 2013. La ley de urbanización de villas tampoco se cumple. Parques y plazas enrejadas, líneas de metrobuses, monstruosas obras edilicias innecesarias, de una ciudad elitista para pocos, un jefe de Gobierno que prefiere pintar la pared antes que arreglar el caño roto que produce la humedad de esa pared. El caño roto es la injusticia social, la pared pintada es el Metrobús. En la ciudad más rica de la Argentina, ésta es la realidad de muchos: nos llenan de mensajes y campañas vende humo que no existen o no funcionan. Muchos sentimos que no estamos en nada. Cualquier duda llamen al 147.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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