Las películas le enseñaron al público que para ser un verdadero especialista del espionaje había que cumplir con muchos requisitos excluyentes: ser inteligente, osado, metódico, bello y seductor. Ahora, sin embargo, sólo se necesita tener un smartphone y algo de curiosidad.
Son livianos, pequeños y fáciles de usar, por eso los nuevos teléfonos también superaron en utilidad al clásico y encantador “zapatófono” del Superagente 86. En efecto, Maxwell Smart y James Bond, entre otros entrañables espías, hubiesen disfrutado mucho más de su trabajo con la tecnología actual. Hoy,... seguir leyendo