Como en los viejos dúos del vodevil, Virginia Innocenti y Osmar Núñez completan las frases que el otro deja a mitad de camino. Se admiran, se entienden y ahora interpretan una obra donde encarnan, respectivamente, a la actriz emblema del neorrealismo italiano, Ana Magnani, y al dramaturgo estadounidense Tennessee Williams. Noches romanas, que dirige Oscar Barney Finn, muestra el vínculo entre dos transgresores, que comparten penas, miedos y búsquedas. Los encarnan dos actores alejados del star system. Innocenti es a la vez cantante de tangos y baladas y actriz de teatro y tiras de televisión como La defensora y Campeones. Núñez, actor de teatro y de exitosas películas, fue el Perón de Juan y Eva.
¿En qué coinciden con Ana Magnani?
Virginia Innocenti: Hay muchas cosas. Cuando construyo un personaje conocido, trato de ver esa médula que hace que un ser humano tome ciertas actitudes. Obviamente vi todas sus películas y reportajes. Trato de estar atenta a su conducta, sus movimientos, su gestualidad. Trato de abarcar la totalidad. El personaje también se construye a partir del texto. La obra plantea la profundidad del vínculo entre Ana y Tennessee Williams. Es muy conmovedora esa amistad, la empatía estética y la búsqueda a través del arte de las temáticas de la vida. Era una mujer honda, comprometida.
¿Hay personajes inaccesibles?
Osmar Núñez: Todos los personajes son adorables. Aunque sea un asesino serial, lo importante es encontrar esa cosa encantadora. Me encantan los personajes históricos, investigar sus personalidades. Al principio encontré mucho en común con ambos, quizás más con Ana. La integridad, la claridad sobre lo que quería de su profesión, que no quería prostituirse, que quería ser ella misma.
V. I.: Estamos hablando mucho de nosotros dos con esta obra.
¿Qué sería prostituirse?
O. N.: Hay cosas que dice Ana Magnani como por ejemplo “Yo no puedo hacer esta escena como la plantean tus productores, la tengo que hacer con tu estilo, como vos la pensaste”. Y es terrible porque uno no se enamora de todo lo que lee. Y en este caso particular Ana se enamoró de Williams y él de ella. Quería ser fiel al autor y fiel a sí misma. Él era un hombre muy inseguro, se subestimaba. Tennessee es un poeta de una sensibilidad que el teatro norteamericano no pudo repetir.
¿Cómo fue interpretar a Perón?
O. N.: Perón tenía algo de artista. Un hombre absolutamente seguro de sí mismo, líder. No se hubiera destruido como se destruyó Tennessee por lo que decían de él.
¿Qué es lo que encuentra Tennessee en Ana y viceversa?
O. N.: Lo que encuentra es “la” actriz. Hay una frase maravillosa en la que él le dice “las actrices de Hollywood al lado tuyo son de cera”.
V. I.: Ella encuentra a un poeta. Alguien que tiene la capacidad de retratar con belleza la crueldad del mundo, por sobre todo de la sociedad. Fue un tipo muy perseguido y olvidado. Eran personas que hablaban de lo que había que hablar.
¿Es más difícil no venderse cuando se llegó a la fama?
V. I.: Ana dice en la obra “cuando uno es más joven tiene más posibilidades de hacer sacrificios. Pero cuando sos más grande y tenés dinero, primero vienen por tu dignidad y después por tu alma”. Por otro lado, ya estás más grande, más sólido, entonces se puede elegir.
¿Qué es lo más interesante de la obra?
V. I.: Que van a encontrar a dos seres humanos que cuentan la historia de los seres humanos. Se van a conmover, van a encontrar a dos personajes con mucho humor, irónicos, con una mirada muy aguda sobre los otros y sobre sí mismos.
O. N.: En cada ensayo reflexionamos sobre nuestra profesión. De qué se trata este trabajo, cuál es nuestro objetivo, cómo uno puede acercarse solamente a ser actor o puede soñar con ser artista.
V. I.: Un artista transita su vida de determinada manera. Para mí la realidad es bastante insoportable y la única manera de tramitarla es a través de la construcción de la metáfora, del arte. No nos interesa incitar a la gente al consumo. Lo único que quiero que la gente compre es poesía.
¿Con esa actitud se tienen las mismas oportunidades?
V. I.: Te va mejor si estás dispuesto a vender espejitos de colores. Si no sos una actriz que entra en ese circuito no te llaman tanto como a alguien que no tiene problema en vender shampoo.
O. N.: Hay un momento en el que ya ni siquiera te ofrecen algunas cosas. Me siento un tipo de suerte: los proyectos que hago siempre tienen cierta calidad y me enorgullecen.
¿Cómo se hace para emocionar en el teatro?
O. N.: El público se conmueve porque nos conmovimos nosotros.
V. I.: El primer conmocionado es uno.
¿Qué planes tienen este año?
O. N.: Empieza Historias clínicas, que hicimos separados pero en la misma tira. Yo vuelvo a hacer de Perón. También hice La corporación, muy bien dirigida por Fabián Forte, un director joven y extraordinario.
Virginia Innocenti y Osmar Núñez, para vender solo poesía
Actúan juntos en Noches romanas, bajo la dirección de Oscar Barney Finn. La obra refleja el vínculo entre la actriz italiana Ana Magnani y el dramaturgo norteamericano Tennessee Williams.
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