Valentina Bassi sonríe. Se la ve activa, feliz y con mucho para contar. De jueves a domingo protagoniza en el Teatro San Martín «Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia» del francés Jean-Luc Lagarce, dirigida por Stella Galazzi. Allí encarna a una de las cinco mujeres que esperan durante años a un hombre, que finalmente llega a su casa y se desploma sin decir una palabra. dicta clases de actuación gratis en el Instituto Correccional de Menores San Martín a los internos de 13 a 16 años y a mitad de año protagonizará en cine «La plegaria del vidente», junto a Gustavo Garzón y Juan Minujín.
¿Cuál es la característica de tu personaje?
Es la hermana mayor, una mujer muy hermética que esconde lo que le sucede y es muy interesante trabajar el esconder las emociones. Es para sufrir pero también para disfrutar y tiene una gran intensidad, como Lagarce.
¿Es especial hacer la obra en el teatro San Martín?
Adoro el San Martín. Mi primera obra la hice ahí y en la misma sala, la Casacuberta. Fue conmovedor porque hace diez años que no trabajaba en ese lugar. Además es una sala grande, para más de 500 personas, pero muy íntima a la vez por ser un anfiteatro.
¿Cómo surgió dar clases de teatro en un instituto de menores?
l instituto tiene otros talleres como cine o plástica pero faltaba teatro. Las clases las doy con Gabriela Saidon, que es una actriz docente que trabajó en el Instituto San Martín y conoce el funcionamiento, si no fuera por ella no me habría animado. La intención es mostrarles a estos chicos otros caminos. veces entran con malhumor porque están encerrados con una mochila grande en sus espaldas y nosotras sabemos por donde ir, es algo que me reconforta con mi carrera.
¿Cómo es la relación con ellos?
Los chicos imitan al Chavo y a la Chilindrina y te das cuenta de que son nenes. Es una experiencia muy movilizadora, los conocés y te encariñas porque la tienen muy complicada. El objetivo es conseguir un momento de liberación, y yo sé que el teatro libera. Me sorprendió también su gran capacidad de juego, donde se imaginan otras vidas mejores que las que tienen.
Viniste desde Trelew a los 18 años, ¿cómo te llevás con Buenos Aires después de tanto tiempo?
Buenos Aires siempre me gustó, es un quilombo pero la adoro, no me imagino en otro lado. Vivo en San Telmo, me gustaría que se conserven un poco más los edificios y que no construyan tantas torres. También me fascina el movimiento cultural que tiene. Quedé azorada con la oferta teatral, el teatro independiente estalla. Es como un laboratorio y hay muchísimos actores que encuentran ahí su lugar para empezar a actuar.
Fuente Redacción Z
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