Publicada por el sello Random House, la última novela de Samanta Schweblin (1978), radicada hace seis años en Alemania, es una «distopía tecnológica» -en palabras tomadas de la reseña online del New York Times-, que investiga las relaciones humanas contemporáneas, mediadas por lo tecnológico y marcadas por el voyeurismo y la soledad.
En ella, Schweblin inventa un juego que incluye, de un lado de la computadora, a un peluche con cámaras filmadoras por ojos y rueditas por patas, y del otro lado a un usuario que quiera pasearlo por la casa de un desconocido husmeando en todo lo que desee.
«Con ese juguete -apunta el artículo con firma de Jorge Carrión- Schweblin encuentra el híbrido perfecto entre la mascota animal y la red social, para diseccionar problemas que nos atañen a todos: la dimensión perversa de la red, la epidemia global de soledad, la estúpida inercia que nos lleva a ser parte de cualquier tendencia mayoritaria o la deslocalización de la existencia».
Desde su primera nouvelle, «Distancia de rescate», publicada en 2014, Schweblin ha ganado numerosas distinciones.
Josefina Licitra, prestigiosa cronista, también está incluida, esta vez en la lista de no ficción, por su investigación «38 estrellas». El 30 de julio de 1971, treinta y ocho presas políticas, pertenecientes al movimiento Tupamaros se escaparon de un penal de Montevideo en el marco de una acción conocida internamente como Operación Estrella. Fue la mayor fuga de un penal de mujeres de la historia.
En 2011, Josefina Licitra, de manera totalmente casual, recibió un comentario sobre la operación casi al pasar por Lucía Topolansky, actual vicepresidente de Uruguay, compañera de Pepe Mujica y una de las protagonistas del escape.

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