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Una maqueta que tarda en hacerse ladrillo

Los terrenos fueron cedidos en 2002. En 2005 empezó la obra. En 2007 se frenó. Los papeles con fecha de inauguración se amontonan, como los alumnos que deberían mudarse y estudian hacinados. Sólo funcionan dos escuelas.

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Los terrenos fueron cedidos en 2002. En 2005 empezó la obra. En 2007 se frenó. Los papeles con fecha de inauguración se amontonan, como los alumnos que deberían mudarse y estudian hacinados. Sólo funcionan dos escuelas. Los terrenos fueron cedidos en 2002. En 2005 empezó la obra. En 2007 se frenó. Los papeles con fecha de inauguración se amontonan, como los alumnos que deberían mudarse y estudian hacinados. Sólo funcionan dos escuelas.

El Polo Educativo Saavedra es un proyecto ambicioso: un jardín maternal y de infantes, una escuela primaria y de capacitación, una media técnica, otra especial, el nuevo edificio para la escuela de música Pedro Esnaola, un auditorio subterráneo, una pileta cubierta, equipamiento deportivo y parque público. Actualmente, sólo funcionan el jardín de infantes –al que van 330 chicos de entre 45 días y cinco años– y la Escuela Técnica N° 36 “Almirante Guillermo Brown”, que tiene como especialidad computación y construcciones civiles, alberga a 840 alumnos y posee aulas comunes, además de un laboratorio y Salón de Usos Múltiples (SUM) para actos académicos.

El nuevo edificio de la Escuela Esnaola –para 1.800 estudiantes– se cree que está próximo a estrenarse. En el proyecto original se programó la construcción de 16 aulas comunes –una superficie de 848 m2–, dos laboratorios de ciencias, dos talleres, centro de recursos pedagógicos y sala de informática. También gabinetes de estudio, sala de audición, estudio de grabación y tres depósitos de instrumentos, todos tratados con materiales acústicos para evitar ruidos molestos. El Esnaola tendrá acceso directo a un auditorio para 450 personas, bajo tierra, lejos de las vibraciones de las avenidas. Diseñado para actividades musicales, será el único auditorio en su tipo en la ciudad. Su escenario será de 160 m2, la sala de 520 m2, el foyer de 280 m2 y un estacionamiento para 200 vehículos.

Por último, se planea la mudanza de la Escuela Especial Nº 11 IREP, para 200 alumnos, que incluye los talleres Gareiso, donde se enseñarán oficios a chicos discapacitados mayores de 18 años.

Sin embargo, no hay aún precisiones ni plazos. Los años pasaron, los presupuestos fueron asignados –y se subejecutaron–, las promesas se renovaron. Pero el Polo Educativo de Saavedra continúa inconcluso. La inauguración fue anunciada al menos en tres oportunidades.

Parole, parole

El Polo Educativo de Saavedra cumplió 10 años como proyecto: en 2002 la Legislatura porteña aprobó la ley 938 que transfería el terreno ubicado en Crisólogo Larralde 5085 a la Secretaría de Educación para construir el edificio de la Esnaola. Un año después, el proyecto se amplió: además de la escuela de música, sería construido un moderno complejo educativo que incluiría el traslado, construcción e integración de escuelas, jardines, talleres, un auditorio, parques abiertos al barrio, un estacionamiento y una pileta. Todo centralizado en un predio de cuatro hectáreas. Los trabajos comenzaron dos años después, en 2005, con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Hasta 2007, la obra marchó a un buen ritmo. Con la asunción de Mauricio Macri, el proyecto –donde estudiarían 3.200 alumnos– se paralizó.

Diario Z intentó sin éxito ingresar en el Polo. Un empleado de seguridad de la constructora CRIBA –la empresa responsable, entre otras obras, del edificio YPF en Puerto Madero, la nueva sede corporativa del Banco Ciudad, la remodelación del Village en Recoleta y la ampliación del templo de la comunidad mormona en Ezeiza– pidió amablemente que no lo “comprometiéramos”. Sobre la calle aún se ve un cartel de 2004, que anuncia la obra y estipula un plazo de 540 días para su finalización. En la intersección de Galván y Crisólogo Larralde, el panorama es sombrío. Justamente en la esquina, entre escombros, pastos altos y obradores erigidos con viejos carteles amarillos del PRO, está el esqueleto de lo que debería ser la Escuela Especial N°11 IREP y Talleres Gareiso, frenada desde 2007.

Dos años después de la parálisis por falta de fondos, el Ministerio de Educación contestó un pedido de informes a la Legislatura donde preveía su finalización para agosto de 2009 (Exp. 4334-UPE/09). No fue el único: en 2010, cuando el Ejecutivo fue a la Legislatura a defender el Presupuesto, el entonces subsecretario de Gestión Económica y hoy ministro de Modernización, Andrés Ibarra, admitió: “Está comprometido en presupuesto del año que viene –2011– terminar la escuela infantil y la escuela especial, y avanzar lentamente –para no paralizar la obra–, con la escuela de música”.

A la escuela especial “concurren alumnos con discapacidades (visuales, auditivas, motoras, intelectuales, trastornos severos de la personalidad, que exigen diferentes modalidades de atención pedagógica según indica la web del gobierno local. “Son pibes que están en sillas de ruedas y en camilla, con graves problemas motores y que necesitan una atención especial”, explica Pascual Spinelli, del colectivo Madres y Padres en Defensa de la Educación Pública. Actualmente, la escuela especial funciona en un edificio de la calle Quesada 4357, al que concurren chicos de bajos recursos de toda la ciudad. Según la Defensoría del Pueblo, el establecimiento “dista mucho de reunir las condiciones mínimas e indispensables con relación a la seguridad e infraestructura edilicia”. Lorena Trípodi, docente de esa escuela, explica: “Las aulas quedan en un primer piso al que se accede con rampas porque es un milagro que alguno de los dos ascensores funcione”. De la pileta olímpica, pensada para reforzar el tratamiento de los chicos discapacitados, tampoco hay novedades.

Las dilaciones fueron reconocidas por el Gobierno de la Ciudad. El 11 de diciembre de 2012, Macri firmó un decreto (558/12). Allí reconoce que la construcción de la Escuela Especial N° 11, la pileta-gimnasio y el estacionamiento está “neutralizada desde 2009”. Pese a que la empresa RIVA –que había ganado la primera licitación y responsable de las obras del foyer del Teatro Colón, la construcción del hotel Hyatt y la remodelación de la terminal del aeroparque Jorge Newbery, entre otras– no movía una máquina desde ese año, el Gobierno “efectuó la rescisión del contrato de mutuo acuerdo” recién a mediados de 2011. Dos años de parálisis. En el texto se pueden leer frases como “la reanudación de la obra se torna imprescindible y viene a cubrir una imperiosa necesidad, a los efectos de que los alumnos con discapacidades motrices sean asistidos en dependencias idóneas”. Además reconoce que en el Polo los sistemas de seguridad funcionan de “manera irregular” y advierte que el Ministerio “no cuenta con la partida presupuestaria”, pese a que los subsidios a la educación privada aumentaron este año un 24%. Por ende, se trasladó la responsabilidad de las obras al Ministerio de Desarrollo Urbano. Consultado por Diario Z, el director de Obras y Arquitectura, Claudio Cané, dijo que los plazos se van a acelerar y que “dada la delicada situación” la obra se terminará por contratación directa. En los próximos días, informó, se pedirá presupuesto a tres empresas. Una vez adjudicado, se espera que en dos meses esté finalizada la obra.

Silencio en las aulas

Este año, según los anuncios, se trasladaría la Esnaola al nuevo edificio en el Polo Educativo. Sin embargo, este tipo de promesas no es nuevo, ya que se repitieron a razón de una por año durante los últimos cuatro. Hace un año y medio, el 20 septiembre de 2010, el ministro Esteban Bullrich, firmó un compromiso frente a padres y alumnos que decía que la Esnaola estaría lista en agosto de 2011 y el auditorio en noviembre del mismo año. A la fecha, el edificio luce avanzado, incluso hay mesas y sillas apiladas afuera. Una fuente de la cooperadora confirmó a Diario Z que recibieron la notificación de que estarían mudándose en la primera quincena de marzo.

El traslado de la Esnaola es imperioso: la actual sede (en Balboa 201, La Paternal) no cumple con los requisitos básicos para albergar una escuela donde se dictan clases de piano, guitarra, flauta traversa, violín, viola, contrabajo, clarinete, percusión, entre otros. “Los alumnos ensayan amontonados en aulas diminutas, mientras crece la demanda de matrícula. Era un jardín, no hay aulas, es un desastre. Cuando fue la toma de los colegios, pusieron un poco más de plata, pero fue un parche. Esperemos que este año se concrete el traslado”, señala Mariela, madre de una alumna.

Cuentas difíciles

Resulta difícil saber cuánto dinero se lleva gastado en el Polo Educativo de Saavedra. Frente al silencio oficial, sólo queda la revisión de las planillas de inversión y presupuesto, aunque desde 2010 la especificación del gasto quedó reducida a un título genérico: “Obras nuevas, ampliaciones, relocalizaciones y compras”.

“Es un pequeño Yacyretá”, dice Spinelli. La primera licitación de 2004 estipulaba un gasto de alrededor de 60 millones de pesos, financiados por el BID. En 2008, luego de que la obra se frenó –pese a estar con nivel de ejecución cercano al 70%–, la Dirección General de Infraestructura y Equipamiento reconoció que el Polo estaba “paralizado y con riesgo de rescisión del contrato, por retraso en los pagos de los certificados de obra”.

Sucesivamente, la Legislatura aprobó montos millonarios para concluir el Polo Educativo. En 2008 fueron 27,5 millones de pesos y en 2009, 25 millones. En 2010 se profundizaron los problemas de financiación. Bullrich dijo en su informe presupuestario que destinaría sólo 10 millones para el Polo. Ese año los problemas edilicios de las escuelas porteñas explotaron con una masiva toma de colegios en septiembre. La protesta estudiantil tenía un origen presupuestario: según un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la subejecución en materia de infraestructura y mantenimiento fue y es un problema crónico de la gestión PRO, que alcanzó su pico máximo en 2009: sólo el 16% de 243 millones de pesos fueron ejecutados. La movilización dejó en evidencia esta problemática y, además, forzó a que el Ministerio comprometiera más dinero para obras de infraestructura: una partida proveniente de la venta de los terrenos Catalinas (ver recuadro) y una reasignación de fondos (ley 3.528, provenientes de un bono de deuda) de 144 millones de pesos que estaban destinados al subte, pero que frente a la urgencia fueron derivados a Educación. 30 millones fueron directo al Polo de Saavedra.

“Con ese dinero terminaron el jardín y la escuela técnica, pero no la Esnaola como estaba previsto en la ley”, señala Spinelli. En efecto, en mayo de 2011, con la presencia del jefe de Gobierno, Bullrich puso en funcionamiento el jardín de infantes. Y en marzo de 2012, se comenzó a dictar clases la Escuela Técnica N° 36 “Alte. Guillermo Brown”. “En esta gran fábrica de sueños hay mucho amor, mucha vocación de los docentes y de los padres en que ustedes puedan alimentar esos sueños y alcanzar su lugar en el mundo, su ocupación y su felicidad”, afirmó Macri en la inauguración.

Sin embargo, pocos meses después, en junio, la comunidad educativa volvió a movilizarse porque advirtieron que las obras estaban otra vez frenadas. El Gobierno había roto el contrato con la constructora RIVA y demoraba la nueva licitación para la continuación de las obras en la escuela especial, que pasó a Desarrollo Urbano.

Siete años después, el Polo espera todavía la inauguración definitiva.

Fuente Redacción Z
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