Es muy común que aquellos que no hayan pasado por la experiencia de hacer un trío crean que lo más complejo es decidirse a hacerlo. Es que muchos no pasan la instancia de la fantasía, cuando todos los pensamientos buenos y malos avasallan la mente y disuaden de las ganas de pasar por tal o cual situación.
Sin embargo, es igual de importante tener en cuenta la situación postrío. En muchas parejas, los fantasmas comienzan a aparecer luego de que comparten la cama con un tercero. “Lo vi a mi novio demasiado excitado con la nueva”; “ella disfrutó más con él que conmigo”; “tengo miedo de que no quiera volver a tener sexo los dos solos” y otras tantas cosas se cruzan por la cabeza de quienes se animaron a abrir su pareja.
Hay algunas pautas que pueden servir para aliviar la situación.
Si el resultado fue positivo, es decir si ambos lo disfrutaron, lo mejor es dejar que la oportunidad para repetir la experiencia se genere con espontaneidad. Si alguno de los dos se vuelve muy insistente puede desalentar al otro.
Si no quedaron conformes con la experiencia, es un buen síntoma que lo charlen en pareja y pongan en común cuáles fueron los motivos del fracaso de la situación. No hay que desalentarse. Hay miles de fantasías que pueden probar.
Si uno de los dos no quedó conforme conviene siempre y primero que nada separar fantasmas de realidad. Una vez hecho esto, conviene transmitirlo a la pareja para poder charlarlo. Esto suele llevar tranquilidad y frenar la ansiedad.
Lo mejor es no enroscarse. Las experiencias, sexuales o no, ayudan a las personas a aprender qué cosas disfrutan y qué no. Es cuestión de pasar en blanco los pensamientos y seguir adelante.
DZ/rg
0 Comentarios
Sé el primero en dejar un comentario!