Los problemas de transporte y movilidad son globales y se sufren en todas las metrópolis. En nuestro país, la falta de planificación entre Ciudad, Nación y la provincia de Buenos Aires es la principal cuestión a resolver en el corto plazo. Es necesario contar con una política de transporte metropolitano en forma unificada y, por supuesto, destinar mayor inversión en transporte público. esta carencia, se le suma un crecimiento exponencial del parque automotor, que agrava el problema de la congestión. Se impone la necesidad entonces de implementar restricciones al ingreso de automóviles a la Ciudad, pero no a la manera de lo que ya se intentó alguna vez, cuando se quiso restringir el ingreso a partir de los números de patente. No se le puede prohibir a nadie que venga a la Capital, pero sí se pueden aumentar considerablemente los precios de los peajes en horas pico, de 8 a 11 de la mañana principalmente.
También hay que hacer campañas para lograr una nueva cultura de movilidad. Cuando se aumentan los peajes, hay que explicar el fondo de la decisión, si no se corre el riesgo de que fracase la medida. Desalentar el uso del auto debe ser un objetivo de políticas de Estado.
La persona que tiene dos o tres autos en la cochera debe saber que si los va a utilizar tendrá costos altísimos: hoy el costo de tener varios autos no coincide con el daño ambiental que se produce. Pero estas medidas deben complementarse con un buen sistema de transporte público, que se presente como una opción atractiva para los automovilistas. Para esto, hay que concretar una verdadera mejora del servicio existente y agregar nuevas conexiones de transporte masivo, como el ferrocarril y el subte. En estos dos servicios, se debe promover el boleto integrado y mejorar la infraestructura y el material rodante.
DZ/km
Fuente Especial para Diario Z
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