El estrés urbano se expresa con variados síntomas: desde un mal día hasta resfríos, contracturas, ataques de pánico y enfermedades graves. Es el momento, entonces, de reflexionar sobre el estilo de vida.
«El aprendizaje básico de manejar las emociones no lo enseñan en el colegio ni en nuestra casa; saber qué hacer cuando se está enojado o triste es algo que podemos aprender a través de técnicas ancestrales trasladadas al estilo de vida actual», dice Pablo Faga, instructor de la Fundación El Arte de Vivir, ONG que se dedica al dictado de programas y cursos dedicados a mejorar la calidad de vida, por medio de la respiración y la meditación. Creada en 1982 por el indio Sri Sri Ravi Shankar, cuenta con sedes en más de 150 países. Los cursos se proponen aliviar el estrés, eliminar hábitos como el alcohol y las drogas, reducir el comportamiento agresivo, favorecer el equilibrio emocional y ayudar a mejorar las relaciones familiares y vecinales, disminuyendo la violencia.
Practicar técnicas de respiración y meditación es una tendencia en aumento, sobre todo entre los jóvenes.
«Habitualmente se tiende a buscar mejores cosas afuera, tener un buen auto, una linda casa, pero de esa manera no nos permitimos disfrutar de las cosas más pequeñas, de nosotros mismos. Y si no estamos bien con nosotros, no podemos mejorar nuestra calidad de vida», explica Florencia Peña, una instructora desde hace diez años.
«Hace siete años yo sufría de gastritis, estaba contracturado y agobiado por mis problemas laborales, ahora me siento fuerte y alegre, no me enfermo hace tres años. Me sigo enojando, obviamente, pero ya no me ‘enrosco’ como antes, se me pasa rápido», explica Pablo Faga.
Los instructores cuentan que muchos de los que hacen cursos de respiración buscan un cambio en sus vidas. «Vienen por distintas causas, pero todos se llevan lo mismo, una mente más clara y despejada, porque el abecé de la calidad de vida depende directamente de cómo está la mente. Uno puede estar en el mejor lugar del mundo, pero si la mente no está bien, no se puede disfrutar», dice Pablo. Otras personas se acercan porque están enfermas. Las técnicas de respiración les permiten elevar su energía para sobrellevar experiencias como la quimioterapia. «Lo lindo es que es un remedio absolutamente natural que nos ayuda a bajar los decibeles, mejorar la concentración y enfocarnos en las cosas importantes, al mismo tiempo que liberamos toxinas e incrementamos nuestra capacidad pulmonar», detalla Florencia.
El curso inicial de respiración dura 20 horas y se dicta seis días consecutivos. El Arte de Vivir, además, ofrece talleres y seminarios gratuitos a sectores en riesgo, cárceles, policías, hogares de ancianos, colegios y empresas. Este jueves, un líder de la Fundación, Swami Paramtej, compartirá técnicas de respiración y relajación con los vecinos de Villa Lugano. «La transformación social comienza con un individuo libre de estrés, en equilibrio y paz mental. Nos moviliza pensar que si todos practicaran las técnicas de respiración, el mundo sería distinto y mejor; vamos hacia eso», concluye Pablo.
Fuente Redacción Z
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