La construcción del shopping en Caballito es un proyecto que ya fracasó tres veces. Esta vez, “el Ejecutivo pidió que lo aprobaran antes de fin de año porque pierde estado parlamentario», explicaron desde el PRO. Sin embargo, las negociaciones están muy empantanadas y obligó al PRO a retirar el proyecto del temario de la última sesión del año.
La izquierda, el kichnerismo, Bien Público y una parte de Unen ya expresaron su rechazo. Incluso el bloque Confianza Pública, de Graciela Ocaña, que tiene una alianza sólida con el PRO, se muestra reticente a apoyar un proyecto repudiado por los vecinos y las cámaras de comerciantes. Así y todo, fuentes del bloque que encabeza la legisladora Carmen Polledo señalaron a Diario Z que las «conversaciones con los bloque opositores van a seguir». Incluso se habla de una sesión extraordinaria el 18 de diciembre para extender el tiempo de negociaciones.
El proyecto en discusión
Desde la esquina de Fragata Sarmiento y Avellaneda se ven las canchas de Ferro, algún edificio, casas bajas, señoras y señores que pasean el perro, una mujer con changuito, una mole distante, el edificio Dosplaza de la Constructora Caputo. Un barrio tranquilo que queda a unos 11 kilómetros del puerto de Buenos Aires. Sin embargo, a pesar de la distancia, la esquina y el puerto tienen algo en común: cientos de containers azules apilados en un predio de 2,4 hectáreas. En este caso, en pleno corazón de Caballito.
El responsable de este sorprendente centro de logística ubicado en terrenos de uso residencial es la empresa IRSA, la misma que, desde fines de la década del 90, planea construir allí un megashopping. Para lograrlo necesita que la Legislatura avance en la rezonificación del predio. Y para ello, el PRO llevará –por cuarta vez- el proyecto al recinto de la legislatura porteña, a pesar de la oposición de los vecinos agrupados en el Encuentro de Defensa del Espacio Público, que hablan de una “catástrofe ambiental” y piden que, en vez de un shopping, la Ciudad construya un espacio verde.
El proyecto en cuestión es una simple rezonificación de las 2,4 hectáreas ubicadas entre Avellaneda, Fragata Sarmiento, Olegario V. Andrade y las vías del ferrocarril Sarmiento. Actualmente, los 24 mil m2 están afectados a uso residencial, aunque la empresa IRSA los utilice como un centro de logística a cielo abierto. Fuentes del gobierno admitieron la contradicción, aunque remarcaron: “Una empresa así siempre consigue un aval”. La zonificación propuesta por el PRO autorizaría el uso comercial, además de dejar abierta la posibilidad de la construcción de viviendas. La preocupación de los vecinos se basa en que, de aprobarse la normativa, IRSA podría ocupar el 80 por ciento de la superficie y lograr su propósito de construir el shopping más grande de Sudamérica: 63 mil m2 de locales, 50 mil m2 de estacionamientos, 12 mil m2 de oficinas y hasta 40 metros de altura. Una mole de 125 mil m2.
Para el PRO, está claro que el proyecto es factible. En 2008, 2011 y 2013 intentó, sin éxito, que la Legislatura aprobara la rezonificación. “La Ciudad recibirá un 25 por ciento de la superficie del predio que el propietario se dispone a ceder gratuitamente, de las cuales una tercera parte será destinada a espacios verdes de uso público, algo que los vecinos del barrio vienen reclamado desde hace mucho tiempo”, explicó a Diario Z la legisladora Karina Spalla, presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano. “Además favorecerá la integración territorial entre el norte y el sur de las vías del Sarmiento, en este momento dividido por un terreno sin desarrollo alguno. Mejoraría la seguridad, la iluminación y el tránsito en la zona. Por último, el centro comercial permitirá la creación de unos 3.000 puestos de trabajo genuinos dirigidos especialmente a los jóvenes”, agregó.
La mayoría de la oposición, hasta el momento, no piensa lo mismo (Ver recuadro). El kirchnerismo, Unen y Bien Común pidieron el archivo de la iniciativa. El macrismo necesita el apoyo de tres legisladores para alcanzar los 31 votos necesarios, pero no la tiene fácil. Al mismo tiempo, los vecinos presentaron un proyecto para que el gobierno expropie el terreno y construya allí un parque. El shopping también es rechazado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que denuncia que unos seis mil comerciantes se verán directamente afectados (Ver entrevista a Vicente Lourenzo).
La marca en el orillo
El shopping de Caballito tiene una dudosa marca de origen: la propiedad de los terrenos en disputa. Es una larga historia judicial, un intríngulis legal de causas conexas que llegó hasta la Corte Suprema, incluye un juez destituido y una importante suma de dinero que no aparece por ningún lado.
La historia comenzó cuando el Estado nacional le cedió el predio al Club Ferrocarril Oeste con fines deportivos y educativos según consta en el acta judicial aportada el club. Era 1984. Quince años después, el club le vendió los terrenos a la empresa Alto Palermo, subsidiara de IRSA por 6,5 millones de dólares. Pero Ferro no estaba habilitado para vender ya que los terrenos todavía pertenecían, según la cédula catastral, al Estado Nacional. Y para que el Estado venda terrenos públicos es necesaria del Congreso que lo autorice. En este caso, nunca se trató. Poco tiempo después (y a pesar de esta venta), Ferro entró en convocatoria de acreedores. En 2002, el juez Rodolfo Herrera decretó la quiebra del club, que recién 12 años después logró ser levantada.
El presidente electo en octubre de 2002, Walter Porta, denunció que esa millonada de dinero nunca ingresó al club y el juez Herrera fue escrachado por Telenoche Investiga. En un cámara oculta se lo veía haciendo lobby en favor de un supuesto comprador del predio del club para armar una licitación falsa, vender el estadio y construir allí un shopping de quince millones de dólares.
Herrera fue destituido por el Consejo de la Magistratura en 2003 por “mal desempeño de sus funciones” y “mala conducta” en un fallo de 177 carillas que le sepultó la carrera judicial. Además, se le abrió una causa por “cohecho agravado” que hoy tramita, sin novedades, en la Corte Suprema. Ese mismo proyecto que intentó habilitar Herrera es el que la Legislatura tiene en sus manos: la construcción del shopping.
El impacto ambiental
“El trasfondo de todo es que estos terrenos son oro para los inversores. Es el corazón de la Ciudad, hay trenes, subtes, está cerca del centro: ¿cómo no va a haber semejante cantidad de dinero detrás?”, dice Mario Oybin, vecino e integrante de SOS Caballito, una de las organizaciones que se oponen a la construcción del shopping.
Para Oybin ya son “casi anecdóticas” las sospechas de fraude detrás de la compra: “Lo importante es que este centro comercial significa la transformación total del barrio tal como lo conocemos y vivimos hoy”. SOS Caballito trabajó un documento que enumera los posibles perjuicios ambientales: afectación de la calidad del suelo y el agua; impacto negativo de la napa freática por las excavaciones; contaminación del aire durante el período de obra producto del acarreo de materiales, camiones y máquinas; contaminación sonora; tala de los álamos plantados por el club en el predio, entre otras cuestiones.
No son los únicos inconvenientes que se prevén. “Caballito fue uno de los barrios más afectados por los cortes de luz, ¿quién nos garantiza que esto no empeorará la situación?”, apunta Alejandra Giordano, del Encuentro en Defensa del Espacio Público. El trabajo de SOS Caballito también advierte sobre problemas en el tránsito: el único acceso al shopping sería sobre la Avenida Avellaneda, que al llegar a la calle Espinoza se angosta considerablemente. “Es sentido común advertir los contratiempos que puede acarrear la instalación de un shopping junto al Club Ferrocarril Oeste, que concentra grandes cantidades de espectadores cuando se juegan partidos de fútbol o se realizan recitales”, agrega Rodolfo Diringuer.
A diferencia de lo que ocurrido en los intentos anterioresde aprobar la construcción del shopping, este año IRSA sacó un as bajo de la manga y propuso una serie de “contraprestaciones” para ganarse el favor de aunque fuera una parte de los vecinos.
Al igual que cuando logró la autorización para construir el shopping Dot, en el barrio de Saavedra, la empresa de Eduardo Elsztain prometió la construcción de un jardín maternal, un centro de salud y un puente aliviador que conecte ambos lados del ferrocarril.
La propuesta fue acercada por el PRO al resto de los legisladores,aunque curiosamente no la mencionaron durante la reunión de la Comisión de Planeamiento en la que el proyecto obtuvo dictamen. Fuentes del PRO aseguraron a Diario Z que “esas contraprestaciones pueden sumarse sobre tablas”. Es decir, podrían usarse como moneda de cambio para sumar los tres votos que faltan, el mismo día en que se trate la iniciativa.
Para Oybin, “las contraprestaciones son migajas frente al tremendo negocio que pretende IRSA: no hay nada que pueda compensar la pérdida de calidad de vida del barrio”. “Hay vecinos que creen de buena fe que la construcción del shopping va mejorar la seguridad, pero son espejitos de colores. Acá lo que falta es un estudio de impacto ambiental porque, según la ley, se trataría de obra de alto impacto”, indica Gustavo Desplats, de ProtoComuna Caballito. “Queremos tener la certeza de que cuánto va a afectar esto al barrio, en cuanto a tránsito, transporte, ruidos. Si el estudio da positivo, es otra la historia. Pero todo indica que el PRO está buscando la manera de no hacer los estudios”, agregó.
Mientras tanto, los vecinos insisten en que el descampado se transforme en un espacio verde público y piden no ahondar la saturación del barrio. Caballito casi duplica la densidad poblacional de la Ciudad (tiene 28 mil habitantes por km2 frente al promedio de 15 mil hab/km2). Y si Buenos Aires está por debajo de la media recomendada de espacios verdes, Caballito está peor aún: apenas tiene 1,2 m2 de parque por persona.
El jueves 4, todas las organizaciones se concentraron en repudio del shopping, en la esquina de Fragata Sarmiento y Avellaneda, con el paisaje portuario como marco. Los acompañaron algunos legisladores de la oposición.
En tres oportunidades, pudieron frenar la construcción del shopping. La cuarta, ¿será la vencida?
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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