En la ciudad de Buenos Aires, las parejas que tuvieron bebés en los últimos siete años ya almacenaron más de 18 mil muestras de células del cordón umbilical en bancos privados. Esta cuestión, criticada por la comunidad científica, está en manos de la Justicia. Todo empezó en 2003, cuando se inauguró el primero de los bancos privados, el Mater Luego se sumaron otros tres. el resto del país funcionan cuatro bancos (dos en Córdoba y dos en Rosario). Estas empresas empezaron a publicitar el servicio de recolección y almacenamiento de células del cordón umbilical como un «seguro» para posibles enfermedades de los bebés y sus familiares.
En 2005, se abrió una opción más solidaria: el primer banco público del cordón umbilical en el Hospital de Pediatría Dr. Juan Garrahan. Allí, las parejas pueden donar las células del cordón para que se utilicen en trasplantes para personas con enfermedades de la sangre. Desde entonces, las parejas se vieron frente al dilema de qué hacer con el cordón umbilical de su recién nacido: guardarlo en un banco privado, donarlo o simplemente descartarlo.
El funcionamiento de los bancos privados, que hacen muchísima publicidad, no están regulados. En Italia y España, los bancos privados directamente están prohibidos.
En 2004, el grupo asesor en Ciencia y Nuevas Tecnologías de la Unión Europea se expidió: «La legitimidad de los bancos comerciales debe de ser cuestionada en tanto venden un servicio, que hasta el presente no tiene un uso real considerando las opciones terapéuticas». En 1999, la Academia Americana de Pediatría de los Estados Unidos también desalentó el servicio de los bancos privados y apoyó la donación a entidades públicas.
En la Argentina, en abril del año pasado, el organismo público que está a cargo de los trasplantes, el Incucai, dictó una resolución por la cual las células provenientes del cordón umbilical que se conservaran a partir de ese momento podían ser utilizadas para trasplante por cualquier paciente de la Argentina o del exterior. Las empresas pusieron el grito en el cielo y algunas parejas acudieron a la Justicia para defender las células que tenían guardadas. «Veinte parejas acudieron a la Justicia y presentaron acciones de amparo que hasta el momento resultaron favorables», contó a Diario Z el doctor Claudio Chillik, que lidera la Asociación de Bancos de Cordón Umbilical y es asesor de Mater Cell. Pero el Incucai apeló la medida, y aún la Justicia no se expidió. La resolución del organismo público continúa vigente.
Cuando salió la norma, bajó la cantidad de parejas que guardaron cordones, pero a medida que salieron fallos favorables de la Justicia se volvió a la normalidad, según Chillik, y ya se llegó a las 18 mil muestras de células de cordón en Buenos Aires. «Los bancos no les damos la garantía de que las células van a servir, pero les decimos que si las descarta o las dona a la entidad pública, la pareja se perderá la oportunidad de contar con una eventual terapia en el futuro», argumenta el especialista.
En cambio, la Comisión Asesora en Medicina Regenerativa y Terapias Celulares, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, difundió una declaración en contra del almacenamiento privado.
El científico Fernando Pitossi, que forma parte de esa comisión y es investigador del Conicet en el Instituto Leloir, expresó que «aún no existe evidencia clínica que indique que las células del cordón umbilical tengan eficacia terapéutica en enfermedades como Parkinson, Alzheimer o diabetes, tal como se lo publicita en los bancos privados. Tampoco se sabe si esas células van a mantenerse viables en el futuro. Por lo cual, sería un engaño considerar esas células como un «seguro biológico para el futuro del niño». La Justicia tiene la palabra.
Fuente Redacción Z
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