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¿Qué harán Larreta y Vidal con el AMBA?

Nunca hubo políticas en común para el Área Metropolitana, compuesta por quince millones de personas. Que haya por primera vez gobiernos del mismo signo elimina las excusas.

Por Néstor Rivas
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El país no termina en la General Paz, ¿la ciudad de Buenos Aires tampoco? Cada día, tres millones de personas llegan a trabajar a la ciudad y cientos de miles van a trabajar al conurbano. Cada día, millones de vehículos entran en la ciudad transportando personas o mercancías. Y viceversa.

Sin embargo, esta fluidez intensa y cotidiana, que permite entender a la ciudad de Buenos Aires y al conurbano como una región única, rara vez se reflejó en el vínculo entre los gobiernos de la provincia, los municipios y la Ciudad Autónoma, muchas veces signado por la tensión.

En el centro de esas disputas políticas está nada menos que el 37,5 por ciento de la población total del país, que a diario traspasa los límites formales de cada distrito para trabajar, estudiar, atenderse en los hospitales o disfrutar de un momento de esparcimiento dentro de esta metrópoli que es su hábitat.

Los porosos límites que marcan la avenida periférica y el Riachuelo delimitan dos administraciones a las que muchos especialistas consideran una megaciudad: el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Esa megaciudad está compuesta por 40 distritos que, más allá de las diferentes administraciones, comparten problemáticas comunes: el transporte, la seguridad, la salud, la educación, la vivienda, la contaminación, los residuos urbanos y muchas otras. Es claro que esas problemáticas comunes deberían ser discutidas por sus gobiernos para poder definir políticas integrales y comunes.

La cuestión de cómo mejorar la integración del Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), donde conviven casi quince millones de personas, tomó una vigencia inaudita apenas se conocieron los resultados de las elecciones bonaerenses: por primera vez desde 1983, el gobierno de la provincia de Buenos Aires va a tener el mismo signo político que el gobierno de la ciudad. Cayó la principal excusa por la que poco se trabajó en algo que condiciona la vida de millones de personas.

¿Acaso en el futuro Horacio Rodríguez Larreta podría reprocharle a María Eugenia Vidal que los bonaerenses crucen la General Paz para atenderse en los hospitales porteños como tantas veces hizo Mauricio Macri? ¿Acaso Vidal podría negarse a aportar al presupuesto del hospital Garrahan, sabiendo que el 55 por ciento de los pacientes proviene del distrito que ella gobierna? ¿Cómo pensar un sistema de transporte articulado de modo de evitar que las personas inviertan dos y tres horas diarias de vida en llegar al trabajo y volver a su casa?

En verdad, al PRO y a Mauricio Macri no se les conocen muchas definiciones estratégicas sobre la integración de la región metropolitana en el curso de sus dos mandatos. Más bien todo lo contrario. Aunque pocos lo recuerden, en enero de 2013, el jefe de Gobierno porteño dijo que “la ciudad debería duplicar su población. Debería tener seis millones para evitar que ingresen tres millones de personas todos los días”. Y explicó que de ese modo, llegaría a los niveles de densidad que tiene París, “que es perfecta y podés caminar sin sentir que está colapsada”. El plan A era repatriar al público ABC1 que durante los años 90 emigró a los barrios cerrados del conurbano, pero no prosperó. Ya nadie en el PRO habla de duplicar la población de la ciudad.

En 2011, Macri creó la Subsecretaría del AMBA que se debía encargar de la relación con los municipios del conurbano y, en segundo lugar, “identificar problemáticas comunes” al área metropolitana y el diseño de políticas públicas articuladas. El subsecretario fue el periodista e historiador Diego Valenzuela –electo intendente de Tres de Febrero– que opina que “se avanzó mucho en la instalación de la agenda metropolitana y la necesidad de articular políticas”.

EL FUTURO YA LLEGÓ
Ahora, tanto Vidal como Larreta prometen diseñar políticas en común. El jefe de Gobierno electo se entusiasma con “todas las oportunidades” que encierra la coincidencia amarilla a cada lado de la General Paz ya que antes, afirmó en un programa televisivo, “no había diálogo”. La nueva gobernadora, con su habitual sosiego, señaló ante un matutino que “cada uno va a gobernar con la responsabilidad que le toca, pero sin duda se van a abordar temas que no se han podido resolver por años entre las dos jurisdicciones”.

Larreta anticipó que se construirán seis trazas de metrobuses interurbanos, como el que se construyó sobre la traza de las avenidas Cabildo-Maipú, uniendo la ciudad con el municipio de Vicente López, gobernado por el primo de Mauricio, Jorge Macri. Asegura que eso aliviará el traslado de un millón de pasajeros diarios. También propone revitalizar la Agencia Metropolitana de Transporte, creada por el ministro Florencio Randazzo, pero que arrojó escasos resultados.

En materia de salud y educación, Larreta afirma que el 60 por ciento de los pacientes que se atienden en los hospitales porteños vienen de la provincia y que “cada vez son más” los pibes y pibas bonaerenses que se inscriben en la escuelas de la ciudad. Hay algo de sobreactuación en esto, ya que las estadísticas oficiales dan cuenta de que los habitantes del conurbano que se atienden en los hospitales de la ciudad son el 39 por ciento del total, el mismo porcentaje que en 2006, un año antes del inicio de la gestión PRO; y que en las escuelas porteñas, entre los niveles inicial, primario y secundario, los bonaerenses promedian poco más del 10 por ciento. Con menos dramatismo, Vidal propone analizar “si la Ciudad se puede hacer cargo de la alta complejidad y la Provincia mejorar su red de atención primaria”.

Ambos consignan que la “seguridad” será una prioridad de primer orden, aunque en este terreno las promesas son más difusas. Larreta se entusiasma con tener asegurado el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad como punto de partida para “coordinar”. Vidal cifra sus expectativas en el resultado del balotaje. Dice que “el trabajo con el gobierno nacional va a ser clave y Mauricio (Macri) ya ha planteado una Agencia Nacional contra el Crimen Organizado, no sólo contra el narcotráfico. Nosotros vamos a acompañar desde la seguridad de la policía de la Provincia. Nuestros equipos están trabajando en conjunto”.

Por otra parte, dos instancias de coordinación metropolitana que, según Larreta, sí registran avances son la Ceamse por el tratamiento de residuos sólidos y Acumar, en cuanto al saneamiento del Riachuelo ordenado por la Corte Suprema.

Según el PRO, al comienzo de su gestión la Ciudad enviaba diariamente seis toneladas de basura al relleno sanitario de José León Suárez. Hoy aseguran que se bajó a la mitad y pasan la pelota al otro lado de la General Paz. Tiempo atrás, Vidal remarcaba que “la Ciudad hace un gran esfuerzo” pagando por tonelada de basura el doble que los municipios y financiando la construcción de una planta de tratamiento. “Los municipios están en su mayoría atrasados en establecer mecanismos de gestión de los residuos de manera integral. El gobierno bonaerense debe hacer cumplir la ley provincial 13.592/06 de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos sancionada hace más de 10 años”, aseguran desde la subsecretaría del AMBA a cargo de Valenzuela.

Con respecto al saneamiento del Riachuelo, Larreta otorga que “algo se viene haciendo”. Cita como ejemplo la remoción de los barcos y la limpieza de las márgenes pero afirma que la meta es “lograr que no se siga contaminando”. La cuenca del Riachuelo-Matanza atraviesa nada menos que 17 municipios que vierten líquidos cloacales y deshechos industriales a su cauce.

La agenda es vasta. El vínculo entre la Ciudad y la provincia más importante del país ha sido fluctuante a lo largo de los ocho años de gestión Macri. Refractario a los bonaerenses al comienzo, cuando los acusaba de saturar los servicios públicos porteños, viró a una política más amigable, combinada con gestos de victimización ante la administración provincial, cuando se dio cuenta de que el electorado del conurbano sería clave para la construcción de su proyecto político.

Ahora que los suyos gobiernan en ambos distritos, será difícil escabullirle a las responsabilidades de gestión.

DZ/ah

Fuente Redacción Z
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