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Pros y contras del sexo con robots

Un estudio realizado por la Fundación para la Responsabilidad Robótica asegura que la interacción íntima entre humanos y artefactos tecnológicos tiene sus riesgos.

 

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sexo robot

El sexo con robots puede generar «una revolución» al ayudar a personas con dificultades para tener relaciones íntimas, aunque también presenta «riesgos», como el incremento de la cosificación de las mujeres, el aislamiento social o la alteración de la percepción en cuestiones de consentimiento, según el informe «Nuestro futuro sexual con robots», realizado por la Fundación para la Responsabilidad Robótica (FRR).

Con sede en el Reino Unido, el objetivo del estudio de la FRR es presentar un sumario de las diversas opiniones sobre la interacción íntima entre humanos y artefactos tecnológicos. Aimee van Wynsberghe, profesora asistente de ética y tecnología de la Universidad Técnica de Delft y co-directora de Fundación, aseguró al diario británico The Guardian que hay beneficios en este tipo de tecnología, pero aclaró que debe haber un equilibrio.

Uno de los problemas encarados en el trabajo tiene que ver con la percepción pública de la interacción intima entre humanos y artefactos tecnológicos, ya que una gran parte de la población no está muy informada sobre la actualidad de estas máquinas en general. «El sexo con robots es nuevo y pocas personas tuvieron encuentros con ellos de forma directa. La información que reciben proviene en su mayor parte de los programas de TV o películas de ciencia ficción», explica el informe.

La realidad es considerablemente diferente, al menos en este tema, que en las películas. Estas máquinas están equipadas con sensores en todo el cuerpo, de forma tal que puedan responder cuando son tocadas y, a veces, la respuesta depende del rasgo de personalidad que se eligió para el robot sexual. Así y todo, no es un replicante de Blade Runner lo que se ofrece. La mayoría de estos humanoides tiene funciones de movilidad, aunque aún ninguno camina y aunque muchos de cuentan además con sistemas de inteligencia artificial, siguen siendo máquinas.

Sobre esta nueva experiencia, el estudio pone el foco sobre algunas preocupaciones tales como el impacto en la percepción de género y los estereotipos: «No hay dudas de que crear una representación pornográfica de cuerpos femeninos en este tipo de máquinas» puede contribuir a la cosificación de la mujer.  Y agrega: «la gran pregunta es cuál es el impacto adicional que esto puede generar en la percepción de la sociedad, en el marco de una ya creciente industria para adultos que cosifica y mercantiliza».

Además, advierte que las relaciones con robots sexuales puede generar la alteración de la percepción en cuestiones de consentimiento. Y dentro de los riesgos, también se cita al aislamiento que puede generar la práctica mantener una relación ficticia con estos robots, aunque se aclara que esto va a depender de las normas sociales de cada comunidad.

Sin embargo, no todo es preocupación, ya que los posibles beneficiarios de la interacción con este tipo de máquinas, de acuerdo con el informe, pueden ser las personas de ambos sexos que tuvieron una experiencia sexual traumática o ansiedad social, los hombres con disfunción eréctil o eyaculación precoz, y los adultos mayores en hogares de atención.

Para el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff, este tipo de robots también podría ayudar a que las personas con discapacidad motriz logren un acercamiento al sexo. El especialista aclaró, en diálogo con Télam, que en la Argentina el escenario de interacción con robots sexuales es aún apenas incipiente, aunque casi inexistente, y comentó que se suele usar la calificación de robot como modelo acusatorio para referirse a una pareja que no tiene expresión.

“De acuerdo con mi experiencia, lo que sí puedo decir es que en algunas relaciones sexuales, tanto hombres como mujeres califican a su pareja como un robot para significar, entre otras características, que se mueve poco, que no presenta estimulación activa, que su vínculo es más metálico que carnal, o que tiene poca o ninguna expresión de sentimiento», señaló Kusnetzoff.

Un testimonio sobre una experiencia satisfactoria fue brindado en el informe por una mujer llamada Karley, que interactuó con un muñeco sexual masculino: «Siempre asumimos que los hombres son más propensos a disfrutar durmiendo con este tipo de objetos y que las mujeres necesitan algún tipo de conexión emocional para disfrutar, pero no siempre es el caso», señaló la escritora neoyorquina de 31 años.

«Estos muñecos están hechos cien por ciento de silicona, lo que permite que el pene se sienta increíblemente realista. Aunque es un muñeco sexual en lugar de un robot sexual, tiene una función robótica. El pene se mueve de flácido a erecto», detalló la mujer.

La fabricación y el uso de robots sexuales está en aumento en países como Japón, Estados Unidos -donde no solo se venden sino que también se alquilan- e Inglaterra, donde hay planes de abrir un café con un staff provisto de «cyborgs eróticos» en Paddington, Londres.

El rango de costos de estas máquinas va desde los 5.000 a 15.000 dólares, aunque se planifican precios más accesibles. Algunos modelos se denominan «Harmony», «Android Love Doll», «Roxxxy Gold», «Rocky Gold», «Suzie Software» y «Harry Harddrive».

Fuente Diario ZFuente Télam
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