Desde hace años se debate qué hacer con los llamados trapitos. En la Legislatura distintas iniciativas buscaron ir por alguno de los dos extremos: prohibirlos o regularlos, pero ninguna se llevó a cabo. En 2012, Mauricio Macri vetó una ley aprobada por la oposición. Ahora, un nuevo proyecto propone una opción intermedia: prohibir la actividad en general pero permitir sólo a cuidacoches autorizados.
Natalia Fidel, legisladora por Suma +, es la autora de esta propuesta que busca, en primer lugar, modificar el Código Contravencional para que la actividad de los cuidacoches esté totalmente prohibida. “Con esto le daríamos una herramienta al Estado para que pueda cuidar que nadie se apropie del espacio público y te cobre. Hoy en día lo único que está prohibido es exigir dinero, pero esto es imposible de probar”, explica Fidel.
El proyecto no prevé la desaparición total de los trapitos. “No todos los cuidacoches forman parte de bandas organizadas ni extorsionan a los conductores, hay muchos que lo hacen por necesidad y a ellos sí les tenemos que dar una respuesta”, aseguró Fidel.
Para estos casos se crearía un registro de los cuidacoches autorizados y un programa de inclusión social, como lo llaman. Las personas registradas -e identificadas con pecheras- cuidarían los autos y podrían pedir una propina a voluntad. Cobrarían un subsidio equivalente al 80 por ciento de la canasta básica de la Ciudad, hoy unos $3.500, y deberán retomar sus estudios. La iniciativa permite que un cuidacoches registrado ejerza la actividad por un máximo de cuatro años.
“La respuesta del Estado para alguien que necesita ir a pedir propinas y cuidar coches para comer no puede ser un registro para que lo siga haciendo de por vida. Es necesario un programa que los ayude a salir de esta situación”, opina Fidel.
Los cuidacoches registrados tendrían un botón antipánico para llamar a la policía en caso de presenciar un robo o una situación irregular.
DZ/ah
Fuente Redacción Z
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