Junín y Santa Fe. Sábado. Mediodía. Cada vez que un vecino tira al piso el volante con las caras de Federico Pinedo y de Mauricio Macri, ella y sus compañeros se hacen el mismo chiste: «Jugá limpio», repiten el tono del eslogan entre risas, y tiran el papel al tacho de basura más cercano. Verónica Corró ya sabe tomárselo con calma. Hace un año que milita en la Juventud PRO junto a unos 500 jóvenes comandados por el legislador Francisco Quintana, de 29 años. Ella tiene 22, y el 23 de octubre vota a presidente por primera vez.
Habla despacito, haciendo lugar para cada palabra. Nació en Oberá, Misiones. Hace cuatro años vino sola a estudiar a la ciudad de Buenos Aires. Sus papás le alquilan un departamento en Recoleta mientras estudia abogacía en la Universidad Católica Argentina. Verónica no trabaja. En octubre de 2010 empezó a militar en el PRO. «Me divierte. Antes no tenía demasiadas actividades más que estudiar. Ahora aprendo todo el tiempo.» Nunca se había interesado en la política hasta que empezó su vida porteña. Un amigo publicaba actividades de Jóvenes PRO en Facebook y en Twitter, y ella sintió curiosidad: «Justo estaba cursando Derecho Constitucional y no sabía ni los cargos de los funcionarios».
La primera vez no resultó como esperaba. Fue en noviembre del año pasado, cuando asistió a un brindis que hizo Macri junto a su flamante esposa, Juliana Awada, para celebrar la boda: «Había mucho cholulaje. Gente queriendo sacarse fotos y esas cosas. No era la onda que yo estaba buscando». Pero bastó con una segunda oportunidad para sumarse. En su reciente experiencia militante, participó en la campaña electoral que convirtió a Mauricio Macri en el primer jefe de Gobierno reelecto de la Ciudad, por una diferencia de votos escandalosa. Sintió vergüenza la primera vez que usó la remera amarilla: «Pero después te ponés la camiseta literalmente y chau, no importa nada. Vas por la calle repartiendo folletos, con los globos, con unas mochilas de colores con carteles gigantes enganchados que dicen ‘Yo lo voto’, vas así, caminando por la 9 de Julio y está todo bien».
Para Verónica, la diferencia del PRO con las otras fuerzas es que «piensan soluciones a largo plazo, por eso tiene que estar en el Congreso», y menciona como ejemplo el programa de Alquiler público de bicicletas y el de Escuelas Verdes del Ministerio de Educación porteño. En línea con lo que pregona su fuerza política, Verónica explica que no existe una ideología PRO: «Es un partido nuevo que se está formado desde la diversidad. Se entiende desde nuestro eslogan ‘Sos bienvenido’. La idea es formar un pensamiento entre todos los que pensamos distinto. Qué se yo, hay chicos a favor del aborto, otros en contra. Algunos son ateos, otros, hiperreligiosos. Y así».
Sus amigos la cargan: «Verónica, es viernes, son las 23, pedí una pizza y dejate de joder», me dicen, pero después me preguntan a quién tienen que votar». Para el 14 de agosto, les dijo que votaran con el corazón. Pero para el 23 de octubre pensaba decirles que pusieran en el sobre al candidato capaz de hacerle frente al oficialismo: «Va a ser complicado que alguien pueda hacerle frente a Cristina», lamenta. Ésta será la primera vez que vota a presidente pero no está muy entusiasmada: «No me siento segura de uno u otro candidato».
DZ/km
Fuente Redacción Z
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