La mala suerte del martes 13 se remonta a los vikingos. El invitado número 13 a la cena en Valhalla era Loki, dios del mal y espíritu de la muerte. También es la cantidad de comensales que fueron a la última cena, con Jesús, y el 13 fue Judas, considerado el «traidor». El viernes 13 (y no martes, que es el correspondiente en el hemisferio norte de esta superstición) de octubre de 1307 el rey Felipe de Francia acabó con los caballeros templarios, y los acusó de herejía.
El orígen del mito sigue. Eran trece los pasos que conducían a la horca. Algunos atribuyen la mala suerte del martes a la fecha de la Caída de Constantinopla, que fue un martes, pero 29 (de mayo). Es la fecha de la muerte de Alejandro Magno, rey Alejandro III de Macedonia. En la Biblia, el Apocalipsis habla del anticristo y la bestia en su capítulo 13. En el Tarot, el 13 significa «muerte».
Y siguen las hipótesis. El 13, también, solía representar en la antigüedad a la divinidad femenina, por la cantidad de lunas, o sea ciclos menstruales, que había en un año y una oscura porción del mundo consideraba a eso mala suerte y no fertilidad y festejo, como debe ser. Según la tradición griega, el día martes 13 tiene una carga negativa por estar relacionado con Marte, un planeta considerado maléfico, y a Ares, el dios de la guerra, la destrucción y la sangre.
A cada cual su vara, lo que le calce, el que prefieran elegir. Lo cierto es que el mito de la mala suerte del martes 13, y las supersticiones que acarrea, tienen un origen histórico y social, con ribetes místicos, que en realidad se anclan y perduran hasta el siglo XXI por sugestión. «No te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes», reza el viejo proverbio español, que ya vacío de su contenido original, la gente sigue repitiendo, y ahora escribiendo en redes sociales.
En la actualidad, hay hay líneas aéreas que evitan la fila trece para sus pasajeros, edificios modernos, sobre todo hoteles, que pasan del piso doce al catorce, salteándose el trece. Lo cierto es que la profecía autocumplida del infortunio parece no haber pasado de moda. Una encuesta que realizó el Instituto de Demoscopia de Allenbach, en Alemania, concluye que creer en los buenos o malos presagios resulta más común en la actualidad, que hace un cuarto de siglo.
Fuente Diario Z
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