La capacidad de crear un mundo dentro de nuestro mundo existente. Ésa es una de las cosas más maravillosas que tiene el teatro. En la obra Personitas, esa porción del mundo transcurre en un garaje o en un sótano, donde tres hermanos de una familia endogámica viven junto a unas pequeñas y singulares criaturas.
Son seres que están adentro de unas cajas de madera iluminadas, que tienen un idioma y comportamiento peculiar que el hombre de la casa (Darío Grandinetti) intenta descifrar con obsesión. Toda la familia gira alrededor de estas personitas y los hermanos son celosos de lo que allí sucede. Sólo un cuñado (Héctor Díaz) y una niña curiosa (Laura Grandinetti) tienen permitido el ingreso en ese mundo.
Al igual que en ¿Estás ahí?, otra de sus buenas obras, Daulte construye la dramaturgia con pericia. El relato transcurre con una linealidad esperada, que combina con excelentes momentos de humor y fantasía. Los actores, por su parte, dan cuerpo a esa historia infantil en apariencia, que va ganando en tensión.
El dueto María Onetto-Héctor Díaz es delicioso en el rol de una pareja que quiere casarse porque no hay nada mejor que hacer en esta vida aburrida; ella busca irse de casa y él necesita una mujer al lado. El papel de Darío Grandinetti es correcto en una suerte de maniático de las personitas. Y lo mismo ocurre con la mujer desprejuiciada que interpreta Andrea Garrote y la nena de Laura Grandinetti.
Con momentos hilarantes, Personitas es un exponente del mejor y más personal Daulte. En apariencia, son tres hermanos jugando con estos seres que aterrizaron en su garaje, pero detrás de eso el director y dramaturgo pone el foco en los significados de la realidad y la fantasía, en las familias que asfixian y en el fin de la inocencia. Ese momento terrible en el que el juego se acaba y hay que convertirse en adulto.
Lunes, a las 20.30, en Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Entradas $150.
Fuente Redacción Z
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