Los partidos políticos del campo popular pasan años tratando de resolver la contradicción fundamental, que suele dirimirse en estos términos: liberación o dependencia. En el PRO, esta preocupación no existe. Para ellos todo se resume en la palabra gestión. Y nada saben de contradicciones. En su caso se podría hablar, en cambio, de la obsesión fundamental: depositar a Mauricio Macri en la Casa Rosada.
Todo, en el sello amarillo, se alinea en ese camino. No es raro entonces que la decisión de los estrategas partidarios haya sido la de preservar al jefe de Gobierno del esmeril cotidiano y hayan sacado a la cancha a María Eugenia Vidal, la otra mujer, quien con apenas 37 años y menos de diez en la política, ya se perfila como la auténtica rival de Horacio Rodríguez Larreta, su mentor, para suceder a MM.
Como integrante de la Mesa Nacional -logró ubicarse como vicepresidenta primera desplazando a Gabriela Michetti-, acaba de intervenir con mano dura la filial PRO de Salta y de expulsar a la mayoría de sus referentes por haber coqueteado electoralmente con Juan Manuel Urtubey en detrimento del pintoresco empresario sojero Alfredo Olmedo. E impuso una nueva conducción que deberá trabajar por la candidatura del ex menemista y actual senador Juan Carlos Romero para renovar su banca en 2013. Y lo mismo hará en otros cinco distritos, intervenidos hoy por la nueva conducción: Buenos Aires, Santiago del Estero, La Pampa, Catamarca y Mendoza.
La pregunta es por qué Vidal. No parece difícil de responder. Politóloga, bien plantada, solvente en los argumentos y precisa en las definiciones, tiene un discurso claro del que carecen tanto Macri como Rodríguez Larreta. «Somos liberales en los derechos individuales, desarrollistas en lo económico y progresistas en lo social», dijo en Salta la semana pasada cuando le preguntaron dónde se ubicaba ideológicamente su partido. ¿Imaginan, lectores, una respuesta similar en boca del Ingeniero o en el medroso vocabulario del jefe de Gabinete porteño?
Se explica entonces que, tras las dramáticas exposiciones de Macri a partir del conflicto con la Nación por los subtes, fuera María Eugenia Vidal quien retomara la comunicación del asunto para poner los puntos sobre las íes, por ejemplo, ante el apriete de Metrovías cuando urgió al gobierno de la Ciudad a hacerse cargo de una buena vez del asunto. «No nos sorprende lo expresado por Metrovías. Es la empresa que el Gobierno eligió para hacerse cargo de la ex TBA. Espero que Metrovías no haga allí lo que hizo con los subtes, donde fue cómplice de la falta de inversiones», dijo un día y al siguiente estaba defendiendo a capa y espada al asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba, procesado por encabezar la campaña sucia contra Daniel Filmus. Esta vez dijo: «Es difícil que el fallo esté bien fundamentado cuando el Servicio de Inteligencia del Estado intervino en la construcción de las pruebas». Otra vez: ¿imaginan semejante poder de fuego en otro cuadro político del PRO?
DZ/km
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