Es la tercera edición del “Proyecto Manual”, una idea del Área de Teatro del Centro Cultural Rojas, coordinado por Matías Umpierrez. Se invita a realizadores para crear obras a partir de variables no dramáticas. Alberto Ajaka eligió el “Manual del director”, de Leónidas Barletta, periodista, dramaturgo y director del Teatro del Pueblo, pionero del teatro independiente del país.
A partir de ese manual, Ajaka escribió y dirigió la obra El director, la obra, los actores y el amor. La historia es en apariencia sencilla: un grupo de teatro, un director farsante y una obra en construcción que es una fantochada, pero hecha con amor. Con esa premisa, el director se permite jugar con la idea de manual y su destrucción, con las penurias del teatro independiente y con la figura inmaculada del mismo Barletta, que por momentos aparece en escena para mirarlo todo desde un pedestal. Por momentos, la obra recuerda a otro brillante texto: “Manual de autodefensa para estudiantes de teatro”, de Alberto Ure, en el que advierte sobre los peligros de toparse con un docente desquiciado y manipulador.
Al igual que en Llegó la música, aún en cartel, Ajaka pone humor desopilante y sentido, con el notable elenco del Colectivo Escalada. Como todo buen teatro, esta obra por momentos es un cristal de aumento y en otros una lente reductora, como decía Peter Brook. En este ejercicio de teatro dentro del teatro, el elenco sigue a su director-gurú y ensaya una obra que será un fracaso, mientras Ajaka vuelve a la realidad para dar datos duros sobre el proyecto. Cuenta que le pagaron apenas diez mil pesos para montar la obra, que la gente no puede pretender demasiado por una entrada irrisoria. “Si la pasaste bien, costó $20. Y si te pareció una mierda, fueron $20”, dice, resignado.
“Un manual siempre es de algo, pero antes es un manual. Al teatro no le importan ni los manuales ni las escupideras. Usted vea teatro y piense lo que quiera. Es la única gracia del arte”, escribe Ajaka en el programa. Su duelo con Barletta llena de sentido la obra: un teatro consagrado que se atrinchera en sus tradiciones y otro que hace lo que puede, que renace con gran calidad en una ciudad llena de propuestas.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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