Los habitantes de la villa 31 Bis, que tienen sus viviendas en el espacio que queda entre carril y carril de la autopista Illia están prácticamente encerrados. El gobierno porteño finalizó las obras del Techo verde, una estructura de cables de acero y plantas que cubrirá el espacio que queda entre los dos carriles. Cuando las enredaderas cubran los alambres se quedarán sin luz.
En julio pasado Desarrollo Económico presentó el proyecto. Y argumentó que la obra era para proteger a los habitantes del bajo autopista de objetos que pudieran caer de los carriles. Muchos vecinos denuncian que este techo les cierra todas las vías de acceso –y de escape-. Por ejemplo, en caso de un incendio.
“No le consultaron a ninguno de los vecinos que vive bajo la autopista. Con el techo y las rejas de dos metros que pusieron cerraron todo el barrio, quedó todo amurado”, opinó Graciela Duarte, referente de la villa 31 bis. “Los que salieron en los medios a favor del techo verde son punteros que no viven ahí”, agregó
Duarte vive en la manzana 6 del sector ferroviario, a tan sólo unos metros de la autopista. Dice que cuando las enredaderas crezcan quedarán encerrados entre el techo y los muros de dos metros de altura.
“Es verdad que no se puede vivir para siempre abajo de una autopista. La solución es la urbanización con relocalización de algunos vecinos a terrenos en los que se pueda construir viviendas dignas”, sostiene Duarte.
DZ/ah
Fuente Redacción Z
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