¿Cuál es su balance?
Siento satisfacción porque vengo trabajando este tema desde hace muchos años, como diputada y en la fundación, pero esta vez me tocó abordarlo desde el Estado. Siempre tuve claro cuál era el rol que debía adoptar y pudimos constituir un equipo muy creativo. Esto es importante porque la historia de la Asesoría Tutelar es nefasta: ha funcionado como un trueque de protección a cambio de derechos. La protección implicaba la sustitución de los derechos: “Yo te protejo pero a cambio decido por vos”. Nosotros cambiamos la lógica.
Erradicaron esa práctica, pero no el fondo: la próxima gestión puede volver a aplicarla.
Esta rémora se mantiene: no permiten que los niños tengan defensa técnica, como los adultos. Cuando ingresamos a la Asesoría, sabía que estábamos llegando a una institución ligada al Patronato, que no debería existir. Decidimos que si íbamos a estar al frente de la AGT sería para darle otro sentido. Empezamos a tomar en cuenta lo que el chico quiere.
¿Qué trabajo se hizo?
Logramos perfilar una institución que monitorea las políticas públicas para que no se vulneren derechos: no puede no haber camas en un hospital cuando un niño lo necesita, no puede no haber vacantes en la escuela pública. Además nos planteamos no cumplir el rol de “ambulancia social”: no hay que hacer amparos individuales sino impactar en las políticas públicas.
Tratar de no individualizar…
Los gobiernos se tranquilizan si te dedicás a resolver caso a caso. Pero esto no resuelve la problemática. Entonces armamos casos colectivos, identificamos qué derechos están siendo tan vulnerados en una ciudad tan rica como ésta. Primero intimamos porque la política debe abordar y resolver los problemas sin necesidad de recurrir a la Justicia.
¿Cómo definiría la situación de la niñez?
Los menores de edad siguen padeciendo un alto nivel de desamparo. Es una situación que se da a nivel nacional, pero en la Ciudad es imposible de tapar porque hay un presupuesto enorme.
¿Qué es lo más urgente?
La vivienda. El 80% de las presentaciones se relacionan con eso. Hay muchos derechos que se lesionan por no tener un hogar. No son cosas que se puedan dividir: la escuela, la salud, la vivienda. Que falte cualquiera de estas cosas provoca un efecto dominó sobre el resto. La vivienda estructura; tener una calle adonde pueda llegar una ambulancia; la sociabilización en un entorno saludable; la escolaridad.
¿Y cuál es la respuesta del Gobierno?
No hay políticas de vivienda ni alquileres sociales. La lógica es reducir daños y no resolver. Hay cantidad de organismos y programas diversos, todos inconexos. Los chicos tienen muchísimos derechos garantizados por la norma, pero la política tiene una deuda para cerrar la brecha de la desigualdad.
¿Hay dos ciudades?
Sí, se ha escrito mucho al respecto. Pero se terminan haciendo ensayos sociales, estudios casi antropológicos de la pobreza, que no sirven. Se tienen que dejar de hacer experimentos y apuntar hacia la igualdad, desde la movilidad a través de los sistemas de transporte hasta el acceso al resto de los servicios. Se pueden hacer políticas compensatorias. Nosotros advertimos que aún haciendo la misma escuela, no es lo mismo estudiar en Lugano que en Belgrano.
¿Por qué?
Porque la desigualdad educativa está dada por los cambios de maestros. Los maestros con más puntaje pueden elegir adónde dar clases y por supuesto eligen la zona norte, con lo cual los que tienen bajo puntaje van a la zona sur. No hemos podido corregir esto.
¿Qué le responden los funcionarios?
Primero me discuten el diagnóstico y me reclaman que no se valora lo que se está haciendo. No comparten. Aunque a veces llegamos a un acuerdo, otras recurrimos al litigio judicial, algo que tratamos de no hacer en lo posible. La verdad es que hay una presión muy grande. Ahora el Tribunal Supremo de Justicia de la Ciudad nos quiere limitar la capacidad de realizar litigios colectivos. Es una sentencia que apunta a que la AGT se dedique a tratar caso por caso. Y eso no altera la lógica de las políticas públicas que vulneran derechos.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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