El Ejecutivo porteño logró en la aprobación en la Legislatura de su proyecto de zonificación para la construcción de dos plantas de tratamiento de residuos, ubicadas en el Parque de los Niños y en el Parque Recreativo N° 1. Valoramos de esta iniciativa el compromiso de la Ciudad de comenzar a resolver el tema de los residuos sólidos urbanos (RSU) dentro de sus propias fronteras, dejando de usar el conurbano como patio trasero o gran basurero. Sin embargo, las plantas en cuestión presentan algunos inconvenientes y limitaciones propias, siendo su mayor problema la secuencia de su implementación dentro de la estrategia de Basura Cero a la que por ley está comprometida la ciudad.
Las plantas, llamadas MBT por su sigla en inglés Mechanical and Biological Treatment (Tratamiento Mecánico y Biológico), son instalaciones complejas, pero que cumplen un propósito muy simple: recibir todos los residuos “mezclados”, clasificarlos según tipo y tratarlos. El año pasado, en la Legislatura, se votó un endeudamiento de u$s 260 millones para la construcción de la primera de estas plantas.
En el relleno sanitario de Norte III, en la conurbana localidad de José León Suárez, ya funciona una planta MBT de estas características, la cual, según se afirma, “recupera” el 52% de los residuos allí tratados.
Sin embargo, en este porcentaje, la fracción orgánica de los mismos no puede ser usada ni como compost (abono orgánico), ni como enmienda (para remediar suelos), sino apenas para cubrir los rellenos que el plan de Basura Cero aspira a eliminar o reducir a una función residual. Es decir, se sigue promoviendo el despilfarro de la fracción orgánica de los residuos húmedos, que constituyen el 45% del total de residuos.
A esto se suma que el pliego de la licitación en curso para la recolección de residuos por los próximos diez años (que debe, imperativamente, ser debatido y aprobado por la Legislatura) no contempla la recolección diferenciada y tratamiento específico de esta fracción orgánica. Lo cual se traduce en un enorme despilfarro de recursos, tanto los que se pierden como abono orgánico de calidad inigualable (para balcones, jardines privados, parques públicos, terrazas verdes, huertas urbanas y viveros), como los ingentes dineros del mayor rubro presupuestario de la Ciudad que se invierten en pagar recolección y transporte privado de los residuos que, una vez mezclados, no pueden ya ser otra cosa sino basura.
En un documento de la ONG Los Verdes, cuya presidencia ejercía Juan Carlos Villalonga hasta su designación por parte de Mauricio Macri como presidente de la APRA, pueden leerse importantes conclusiones críticas sobre estas plantas y tecnologías MBT, al sostener “…que este tipo de plantas representan una reducción poco significativa en relación a la cantidad de residuos procesados; (que) puede jugar un rol complementario en el marco de una política de Basura Cero para procesar aquellos residuos no debidamente clasificados, pero que lamentablemente, en este caso, se la utiliza como primer paso”.
Compartimos absolutamente este criterio de Villalonga, del todo contradictorio con la política del gobierno de la ciudad cuyas filas ha pasado a integrar. La Ley de Basura Cero establece una gestión integral de los residuos sólidos. El artículo 3º de la misma es claro: establecer un sistema de pasos sucesivos y encadenados que comprende: generación, disposición inicial selectiva, recolección diferenciada, transporte, tratamiento y transferencia, manejo y aprovechamiento. En suma, lo que todo este tecnicismo significa es que los residuos deben separarse en casa, acopiarse en horarios y lugares distintos, y ser recogidos en forma diferenciada según cada tipo, para ser enviados a los sitios de tratamiento específico. La MBT, en cambio, está diseñada para recibir los residuos “mezclados”, no cumple con las etapas de “basura cero”, no permite ni estimula el cambio de hábitos y la conducta doméstica ciudadana sino por lo contrario, los consolida.
Aunque se publicitan tiempos de cambio en la gestión de residuos de la ciudad de Buenos Aires, la Ley de Basura Cero se sigue escamoteando.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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