Cuba, que es un país pobre, tiene la mitad de la mortalidad infantil que la Ciudad de Buenos Aires”, dice así, como para arrancar sin diplomacias, José Carlos Escudero. Médico sanitarista, docente y sociólogo, Escudero recibe a Diario Z en la casa donde se radicó cuando volvió del exilio en México. Allí vive, entre libros y recortes de artículos periodísticos. Corre uno de un autor que no le gusta para la foto: “Acá hay miles de libros, estos están en doble fila”, dice.
Cuando habla de enfermedades curables pero que por falta de prevención matan a la gente, Escudero se enoja. Cuando compara las cifras con Estados Unidos, se enoja más. “La crisis mundial impacta en Estados Unidos y Europa con un crecimiento en suicidios y asesinatos -dice-, cifras que acá son inimaginables”. Yendo y viniendo de la realidad de la Ciudad a la de la Argentina, Escudero da un paneo de cómo viven y cómo es la salud de los porteños.
Perfil
Es médico y diplomado en Salud Pública (UBA). Después hizo un posgrado en Estadísticas de Salud en la Universidad de Chile y tiene un master en Sociología de la prestigiosa Universidad de Michigan. Es profesor titular ordinario de las universidades nacionales de La Plata y Luján, y profesor visitante de otras universidades argentinas. Docente de cursos de doctorado, maestría, postgrado y grado, y director de tesis en esos tres ámbitos. Dirige a investigadores y es evaluador de ellos en varias universidades. Su objetivo a lo largo de su intensa carrera ha sido la salud como política de Estado. Ha publicado libros y artículos (entre ellos, La desnutrición en la edad escolar, publicado por Nueva Visión) y más de un centenar de trabajos científicos para revistas especializadas. Alguna vez dijo: «No importa que el ministro de Salud sea médico. En promedio, los médicos somos menos humanistas, sin lecturas diversas ni visión estratégica».
¿Cuáles son los problemas de salud más importantes de Buenos Aires?
El problema de salud último es que la gente termina muriéndose. Para quien quiere trabajar en la salud colectiva, de lo que se trata es que la gente muera lo más tarde posible y solamente por causas no evitables, que no tienen solución. Es terrible que muera gente que podría no haberse muerto si se hubieran puesto en práctica ciertas políticas sanitarias.
¿Y eso pasa en la Ciudad?
Buenos Aires es la jurisdicción más próspera de la Argentina en términos de ingreso y tiene prácticamente cobertura total en agua potable y cloacas. Por esto uno esperaría que los indicadores de salud -que son buenos comparados con el resto del país- fueran todavía mejores. Si utilizamos la variable “mortalidad infantil”, es imposible no preguntarse ¿por qué Cuba, que es un país pobre, tiene la mitad de mortalidad infantil que la Ciudad? ¿Cuál es el margen que podría tener Buenos Aires con tantos recursos económicos? Habría que pensar en esos indicadores groseros.
¿Hay matices?
Buenos Aires hay dos: la avenida Rivadavia la parte entre “el norte próspero” y “el sur pobre”. Cuando se compara los indicadores, el sur está mucho peor. Esto debería llevar a una política de Estado mucho más fuerte para cuidar a la gente que está de Rivadavia para el sur, cosa que yo no noto que suceda. La oferta de salud debiera ser más abundante, con más horas de atención gratuita disponibles. El Estado debería hacer una búsqueda mucho más activa de soluciones a partir de los indicadores de enfermedades o en áreas geográficas muy vulnerables -por ejemplo, los asentamientos.
¿Hasta qué punto el Estado es responsable?
Yo pienso que el Estado debe regular la salud de todo el mundo. En la Argentina hay un fuerte componente de lucro en la atención sanitaria que debe ser regulado por el Estado para no genere más enfermedad. Además el Estado tiene que ser gerente y efector de salud, productor de salud, dador de salud a través de hospitales propios. Lo que digo es que el Estado debe no solo regular sino ser el prestador dominante.
¿Eso es muy caro?
La salud depende de una decisión política: lo que se puede hacer de modo barato y efectivo suele no ser lo que les conviene a las grandes empresas del área. El problema no es el conocimiento ni el monto de dinero aplicado a la salud, sino su utilización política. La medicina preventiva, la atención primaria, el cuidado del niño sano son, en general, baratos. Requieren, básicamente, de trabajo humano. La prevención de enfermedades sigue necesitando mano de obra intensiva. El problema es que por ser barato ningún empresario de la salud quiere colocar capital: las inversiones son bajas pero no rinden beneficios económicos. Lo que es barato y eficaz en salud suele no convenirle al mercado de capitales.
¿Cuáles son las enfermedades más comunes de los pobres?
Para los chiquitos, las enfermedades son las que surgen del paquete desnutrición- infección. Los chicos pobres son obesos pero eso no quiere decir que estén nutridos. Por el contrario, son gordos y de baja estatura porque se alimentan de comida chatarra. Si comieran comida con más aminoácidos, si su alimentación fuera de mejor calidad y nutritiva tendrían un sistema inmunitario más eficaz. ¿De qué sirve? Podrían combatir mejor todas las enfermedades porque el sistema inmunitario reacciona mejor ante la agresión de una enfermedad. Si estuvieran bien alimentados su condición de gordo bajito tendería a desaparecer, su sistema inmunitario mejoraría y bajarían los indicadores de enfermedades infecciosas. Son chicos pobres que vienen con un mal sistema inmunológico. Se enferman de cualquier cosa, se agravan más que los chicos bien nutridos y se mueren más. Y esos son los chicos que tienen peor acceso al sistema sanitario.
¿Esa situación se puede revertir en el corto plazo?
Sí, con más políticas de Estado: Si se aumenta la oferta gratuita de atención en hospitales y en centros de salud -cosa que se puede hacer en semanas-, aumenta la llegada de gente que, por ejemplo, ahora no puede ir por el horario. Si a las madres de los chiquitos bajitos y gordos les preguntaran elementalmente de qué se alimentan, se podría plantear un programa de alimentación selectiva a chicos en riesgo.
¿Cómo incidiría en el presupuesto?
No es mucha plata. Cuba tiene la mejor salud del planeta Tierra en términos del mejor gasto en salud para conseguir el mejor resultado. Tiene indicadores de salud que son comparables a los europeos y mejores que los norteamericanos. Pero sus herramientas no dejan rédito económico a la industria, porque utiliza herramientas sanitarias que no son caras.
¿Las embarazadas sí tienen la misma atención?
No, las chicas pobres, que tienen mayores riesgos biológicos, controlan su embarazo después que las embarazadas de clase media. Si la oferta fuera mayor sería posible que llegaran antes al médico y se las controlara mejor. Esa joven embarazada probablemente no quiso tener el chico pero lo tiene porque el acceso a la pastilla del día después es difícil, no digamos ya el aborto que sigue siendo penalizado.
¿La desnutrición de la madre se pasa al bebé?
La desnutrición del bebé es reversible si se actúa rápido, no pasa genéticamente y con algunas medidas se corrige rápido. Pero todo tiene que ver con que el acceso a la salud gratuita, que se dificulta de muchísimas formas para la gente pobre.
¿Hay enfermedades de los ricos?
Parece chiste pero tengo que decirte que tienen muchos accidentes de avión porque la tasa de accidente de avión privado es el doble que la de accidentes de línea. Además sufren accidentes por deportes de riesgo: polo, equitación, esquí, deportes que objetivamente son de más riesgo. De todo lo demás, los ricos se mueren mucho menos que los pobres porque tienen acceso rápido al sistema de salud privado.
Ante la misma enfermedad, la variable es el acceso a la atención.
La paradoja es que si usted tiene mucha plata aunque su riesgo biológico sea mucho más bajo que el de los pobres tiene muchas más posibilidades de atenderse. Habría que darle servicio a la gente en riesgo, muchos más servicios que los que se les da ahora.
¿Las enfermedades fueron cambiando o son “históricas”?
Algunas variables vienen bajando como la tasa de suicidio que tuvo un punto máximo en el 2001.
¿A qué se debe el crecimiento de la diabetes?
En parte a que si alguien no quiere tener hambre come comida chatarra que es más barata y llena. Por ahora el sándwich de mortadela es mejor que no comer nada. Mejor comer comida chatarra que no comer ninguna comida. Además cada vez se venden más bebidas tipo gaseosas que son calorías vacías y azúcares vacíos. Eso genera obesidad y la obesidad genera diabetes. Está pasando en todo el planeta.
¿Cómo se puede revertir esa situación?
Mauricio Macri vetó la ley que impulsaba la fabricación pública de medicamentos en la Ciudad. Si alguna repartición del Estado o la Universidad fabricaran medicamentos seguramente serían más baratos y de mejor calidad que lo de la industria farmacéutica privada. Un consejo sería que la Ciudad, que tiene el mayor know how de fabricación de medicamentos del país empiece a fabricar medicamentos por el Estado, las Universidades, las Fuerzas Armadas y entes de ese tipo.
¿Odontología y oftalmología han quedado como aspectos secundarios en la salud?
Sí, para los ojos yo sigo recomendando ir al Hospital Santa Lucía porque es mejor que cualquier centro privado. En cuanto a la boca, en términos de mortalidad la boca no es problema de salud pero en términos de subjetividad es importantísimo. El Estado debería fabricar prótesis para que la gente pueda sonreír. Lo digo en serio. Para la subjetividad es importantísimo. Consejo a Macri: con la plata loca que tiene que empiece a dar prótesis gratis a la gente.
¿Con respecto a las vacunas?
Se ha exagerado en las vacunas pero básicamente las vacunas son buenas. El capitalismo gana mucho dinero con las vacunas, tratan de no dar atención primaria, no aumentar la cobertura gratuita, no fabricar medicamentos estatales pero sí vender vacunas. El grueso de las vacunas es mejor que exista a que no exista, pero para la diarrea antes que la vacuna lo que se necesita es agua potable y jabón en todas las casas.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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