Descendiente de una estirpe de arquitectos, ella asegura que llegó a la disciplina «por una coyuntura». Cuando terminó el secundario se anotó en Cine y Arquitectura, pero como no le gustó tanto el ambiente de la primera carrera, se quedó con la segunda. Desde entonces, Ana Rascovsky, 38 años, hizo un largo recorrido. Se recibió en la UBAen 1996, hizo un máster en urbanismo en Rotterdam, trabajó en estudios de arquitectura en Holanda y fue asesora en la oficina de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires. Además, Rascovsky tiene su propio estudio de arquitectura.
De allí surgió su proyecto más famoso, el edificio Vilela en Núñez. Se trata de una construcción vidriada -prácticamente se prescindió del cemento- cubierta con una cortina de plantas que protegen la intimidad. La fachada verde está sostenida por una estructura de perfiles T y varillas de hierro horizontales. «Al estar rodeado de plantas tiene la cualidad de hacerte sentir en una casa, así estés en el tercer piso. Es una manera de vivir en vertical, pero rodeado de jardín. las plantas se convierten en un parasol que da perfume, atrae mariposas y pájaros, cambian de color según la estación y dan flores en primavera.» Ella misma vive ahí: «Siempre digo que un arquitecto que tiene un mal vivir no puede proyectar una buena casa». Cree que más edificaciones de este tipo son viables en Buenos Aires: «El único impedimento es que la fachada resulta un poco más costosa porque requiere de un doble cerramiento».
Además, Rascovsky integra Supersudaca, «una red de amigos arquitectos con intereses en común». Como no están ligados a un cliente, dice, pueden dedicarse a las temáticas que les preocupan, principalmente sociales y urbanísticas. ella, por ejemplo, la obsesiona la escasa planificación urbana que hay en las urbes latinoamericanas, Buenos Aires incluida: «Los porteños prefieren pensar que su ciudad es muy europea, pero es una metrópolis de 13 millones de habitantes en un país centralizado en todos sus aspectos. Ése es el modelo latinoamericano: grandes conglomeraciones que contienen el poder nacional. En Europa, o incluso Estados Unidos, los Estados se componen de una red de ciudades clave».
¿Nada diferencia esta ciudad de sus vecinas? «Buenos Aires tiene un costado muy divertido: su eclecticismo. Los edificios altos con casitas al lado. Si fuera todo igual, todos edificios de nueve pisos, como se ve en muchas avenidas, sería una ciudad llena de sombras, como las alemanas. Pero si fuera todo bajito no habría densidad, sería aburrido, no habría fricción, ni encuentros.»
Fuente Redacción Z
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