Las personas casi siempre nos empeñamos en tomar el camino más difícil. En las parejas, hasta los problemas más terribles y angustiantes se solucionan con hablar a tiempo. Guardar secretos, esconder heridas y tragarse malestares, sólo sirve para que cuando la relación colapse no haya vuelta atrás.
En la cama es lo mismo. El afecto mutuo no es suficiente, a veces, para tener un buen desempeño sexual. La cabeza es parte del cuerpo y, como tal, todos los traumas y las vergüenzas que por ahí pasan, se reflejan al momento de tener sexo.
Si alguna de las partes está insatisfecha sexualmente, lo debe comunicar. Éste es el único camino que puede llevar a buen puerto. La pregunta es cómo. Para empezar, y esto vale para cualquier charla de pareja, hay que sincerarse con uno mismo y tener bien en claro qué se quiere decir. Es bueno expresar los sentimientos con cuidado: nunca hay que presentar nuestras preferencias como quejas hacia la otra persona. Hay que dejar a un lado la vergüenza y contar todas esas cosas que deseamos hacer y que nos hagan en la cama.
Por supuesto, también hay que estar dispuesto a escuchar. La otra persona puede negarse, con todo el derecho del mundo, a hacer las cosas que estamos proponiendo y exponer otras nuevas. Lo importante es que la pareja comparta sus fantasías y deseos sexuales. Otro punto a tener en cuenta son las soluciones. En casos extremos, hay que animarse a consultar un profesional. En los casos en los que los problemas son más leves, un libro, una película, un juguete erótico, vacaciones románticas, una noche en un spa o en un hotel, son excelentes maneras de comenzar a revertir la situación.
Fuente Redacción Z
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