Por Gustavo Vera, legislador de Bien Común
Es notorio que la salud pública quedó para la plebe gobernada, y la salud privada para la élite política porteña. En una carta (virtual) al Papa Francisco le señalé que me acordé de las palabras de Víctor Manuel «Tucho» Fernández (el cardenal y rector de la UCA) en la Manzana de las Luces, en el 2013, cuando se lanzó una publicación con todos los Tedeum de Jorge Bergoglio siendo arzobispo de Buenos Aires.
En esta carta le cuento que Tucho Fernández delante de toda la dirigencia política y sindical advirtió la espantosa situación que había en el Hospital Santojanni de la cual él había sido testigo y los niveles de desatención, burocracia y manoseo al que estaban expuestos los más pobres en los hospitales de la ciudad.
Recuerdo que Tucho les recordó que hasta que eso no cambiara, todas las palabras sobre la cultura del encuentro, la fraternidad, la solidaridad, eran todas palabras vanas mientras ese servicio básico al pueblo no funcionara. La situación en los hospitales públicos de la Ciudad es francamente calamitosa. Y para el 2015 el presupuesto de Salud ha bajado del 21,2 al 19,5 respecto al año pasado y no está previsto solucionar los dos problemas más graves que hay en los hospitales públicos: las áreas críticas (terapias) y los quirófanos.
Y en la carta a mi amigo el Papa,le agregué: «Como en el ficticio pueblo ruso de Potemkin, si mirabas a los hospitales desde afuera, tienen una fachada en perfecto estado y muy coqueta (en eso si gasta el gobierno, en obras que parezcan ‘como si’ las cosas funcionaran y donde abundan los sobreprecios). Por ejemplo, 22 millones de pesos salió la puerta de entrada del Hospital Borda que es una maravilla, pero puertas adentro faltan cosas tan básicas como heladeras, ventiladores, armarios, techos que se llueven, humedad, etc”.
DZ / fs
Fuente Redacción Z
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