Entre las quejas más frecuentes que recibe el área de Derecho a la Salud e Integración Social de la Defensoría del Pueblo porteña se destaca la falta de provisión de medicamentos, algo que afecta sensiblemente a pacientes con patologías crónicas de alta incidencia -diabetes, epilepsia, hipertensión- y a enfermos cuyo tratamiento requiere medicamentos altamente onerosos, como ocurre con los oncológicos. El último informe de la Defensoría revela que, cuando las medicinas están disponibles, las demoras para obtenerlas resultan exasperantes. Además, las nuevas metodologías dispuestas para adquirir fármacos e insumos han generado un estado de confusión permanente entre el personal de los hospitales y de los Centros de Salud y Acción Comunitaria (Cesac).
En cuanto a las prótesis y a los insumos para cirugías o tratamientos, su compra se ha dificultado al extremo desde que a los hospitales les quitaron recursos económicos propios y se centralizaron sus adquisiciones. Esto se tradujo en la ya clásica postergación de operaciones que redunda en la posterior necesidad de intervenciones más complejas y en la demora o interrupción de tratamientos.
En cuanto a los recursos físicos, la precariedad es notable. Hubo reclamos por el posible cierre de un pabellón del Borda debido a una fuga de gas y a fallas edilicias; por falta de higiene en el Argerich, en el Rivadavia, en el Udaondo y en el Zubizarreta, entre otros; por aparatología hospitalaria fuera de servicio en el oftalmológico Santa Lucía, en el Ramos Mejía, en el Penna, en el Álvarez, en el Piñero, en el Marie Curie y en el Tornú. Por su parte, la Defensoría solicitó informes sobre la falta de inicio o las interrupciones en la construcción de varios centros de salud; entre ellos, los de Barracas, Pompeya y Barrio Piedrabuena.
Además, vecinos de Villa Lugano denunciaron ante la Defensoría que el nuevo centro de atención integral del barrio carecía de servicio de guardia. Pero la inspección que dispuso el organismo develó que el Laboratorio del recientemente inaugurado establecimiento estaba inactivo por falta de insumos; las paredes no emplomadas de las dos salas de Radiología exponían a niños y embarazadas a la acción de los rayos, entre otros serios problemas.
Fuente Redacción Z
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