El jefe de Gobierno Mauricio Macri avala un negocio privado, la construcción de un microestadio en la manzana de las calles Moreno, Catamarca y las avenidas Belgrano y Jujuy, cuando cientos de vecinos rechazan el proyecto y se movilizan asiduamente.
Este proyecto, que todavía no se presentó oficialmente, prevé una megaconstrucción de un estadio para recitales con capacidad para 18 mil personas (tres bandejas de tribunas), tres subsuelos de cocheras, emprendimientos comerciales alrededor y hasta se considera la construcción de un hotel de lujo. Los vecinos, que vieron como silenciosamente y a lo largo de dos años se demolieron todos los inmuebles de la manzana 66, se muestran organizados y dispuestos a movilizarse para frenar el proyecto.
Hace más dos meses se vienen realizando en la Parroquia Madre del Redentor asambleas autoconvocadas en contra de este proyecto. Con una concurrencia de alrededor de 100 vecinos por reunión, se organizaron en tres comisiones para trabajar.
Quien también manifestó su apoyo fue el arzobispo de Buenos Aires Mario Poli. Una vecina le escribió una carta describiendo la preocupación del barrio. Poli levantó su teléfono, llamó a la vecina y le dio ánimo a seguir con las asambleas, felicitó a los vecinos y especialmente al presbítero Ricardo Daniel León que abrió las puertas de la Iglesia a la comunidad.
Esta respuesta de los vecinos, acompañada por las distintas instituciones y organizaciones ya nombradas, demuestra que, una vez más, los intereses de unos pocos se ponderan en detrimento de todo un barrio. La contaminación sonora, las vibraciones que afectarían a los edificios (muchos de ellos de construcción antigua), la afluencia de una inmensa cantidad de tránsito vehicular, la peligrosa cercanía al hospital Ramos Mejía, entre otras cosas, no parecen beneficiar a un barrio que en su agenda tiene problemas prioritarios como el narcotráfico y las mafias prostibularias.
Vale aclarar que desde la Legislatura el diputado Pablo Bergel (integrante del Bloque Verde Alameda) presentó un proyecto para pedir información a la Jefatura de Gobierno acerca de la construcción a desarrollarse, evaluación del impacto ambiental del proyecto, dictamen de la Dirección de Interpretación Urbanística, dictamen del Consejo del Plan Urbano Ambiental, Desarrollador inmobiliario encargado de la obra y la titularidad dominial del predio.
En definitiva, será el esfuerzo de los vecinos el que determinará que la manzana 66 no sea la manzana podrida del barrio.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
0 Comentarios
Sé el primero en dejar un comentario!