El fuego de la leyenda de Elvis Presley sigue ardiendo. El “Elvis Shop” mantiene viva la llama en la peatonal Florida. Basta correrse unos metros del bullicio del microcentro e internarse en el subsuelo de una galería para encontrar el santuario porteño del Rey del Rock and Roll. Se inauguró en 1992 y es un lugar de culto y el único local dedicado exclusivamente a Elvis en América Latina.
El dueño de la tienda, Carlos Ares, es un coleccionista de discos de Elvis con fama mundial. Tiene más de 3 mil discos y sabe todo sobre la vida y la carrera del Rey. “El primer tema que escuché fue ‘Rock de Claudia’. Ese mismo día compré el disco Hotel de corazones destrozados. Tenía siete años”, cuenta. A partir de ese momento, comenzó a coleccionar revistas, discos, recortes de diarios y fotos. A los 12, se conectó con coleccionistas del exterior. Su vida siguió vinculada a la música: en los 80 fue productor de Virus, Soda Stereo, Riff y Los Ratones Paranoicos, entre otros. Hasta que, “36 años después de haberlo escuchado por primera vez, abrí un negocio dedicado a Elvis. Soy muy afortunado. Hice de lo que me gusta mi medio de vida. Cuando salgo de vacaciones extraño estar en el local”, cuenta Ares.
El Elvis Shop es un mercado persa para elvismaníacos. En el local 15 de Florida 520, hay todo tipo de objetos del Rey del Rock: discos de vinilo, CD, DVD, figuritas, prendedores, hebillas, remeras y batas, pósters y afiches de sus películas. “El público es muy variado; viene gente de todas las edades”, apunta.
En una pared hay una carta y un cheque enmarcados que, en broma, le envió Sandro a Ares. “Gracias una vez más por el material que me has enviado. Muy bueno!!! Aquí te envío el importe. Gran abrazo”, dice. Debajo está el cheque de Sandro. Por un dólar.
Ares cuenta que hace unos años fue a la tienda un hombre con “un pelo que metía miedo”. “Entró y se puso a cantar una balada muy melosa de una película de Elvis. Sólo un fanático podía conocerla”, dice. El tipo con cara de pocos amigos era el guitarrista estadounidense Marty Friedman, de Megadeth. “Le habían contado del local y quiso conocerlo. Se llevó varios discos de vinilo”, dice.
Ares escribió tres libros sobre Elvis, editó una revista y tuvo un programa de radio. Además preside el Fan Club oficial y organiza shows de bandas tributo al Rey. En uno de esos conciertos, en 2004, debutó como cantante de la banda Elvis Vive un arquitecto platense, John Mc Inery. En 2011, cuando el director de cine Armando Bo (nieto) estaba en etapa de producción de la película El último Elvis, llegó al local buscando un cantante para que entrenara al actor que interpretaría a Elvis Presley. Se llevó un disco del arquitecto platense y Mc Inerny, con un traje blanco con piedritas, fue el Elvis de la película.
Las piezas más preciadas de Ares son discos “difíciles” del muchacho que “movió la pelvis y el mundo hizo plop” y un autógrafo. A los 23 años, Ares viajó a Las Vegas para escuchar al Rey. La última noche se puso a charlar en el bar del hotel con el pianista de Presley y lamentó que no había conseguido un autógrafo. “Me dijo que le diera el disco, que si Elvis estaba despierto iba a tratar de que me lo firmara. Tardó un buen rato, hasta que salió del ascensor mostrándome mi disco autografiado”, cuenta.
Ares sigue hablando de Elvis: “Mi vida hubiese sido muy distinta sin él. Me abrió la cabeza”, dice.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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