De Ástor Piazzolla en adelante, el tango ha sabido incorporar a su lenguaje toda una serie de músicas que amplificaron su ya natural riqueza. Esta expansión, más allá del cisma que causó entre algunos viejos tangueros, provocó por suerte un crecimiento expresivo del género. Y Robustango, reciente disco del gran bandoneonista Néstor Marconi, bien puede ser un ejemplo de los caminos más sólidos que se han ido confirmando en las últimas décadas, por la manera en que junto a su quinteto logra aunar con coherencia sonora y estilística esas formas de concebir el tango antes y después de Piazzolla. Así como regala piezas suyas de gran refinamiento como “L’atelier” o “Tiempo cumplido”, también sabe hacerle un guiño a la vieja guardia, al interpretar tangos como “El día que me quieras” (Gardel-Lepera) o “La última curda” (Troilo-Castillo). Marconi también grabó una serie de candombes que certifican, con talento instrumental y brío en su carácter, la herencia africana de nuestro tango. Robustango arremete en el presente del género, consolidando el virtuosismo lírico de Marconi y la solidez total de su quinteto, con quienes no grababa desde hace una década.
En otra veta, Quasimodo Trío editó su tercer disco, Acontrayumba, donde dan rienda suelta a un ímpetu creador que merece una escucha atenta. En este trío liderado por el bandoneonista y compositor Daniel Ruggiero –que completan Adrián Mastroccola en el piano y Cristian Basto a cargo del contrabajo–, las composiciones del grupo integran fuentes diversas del género, como ya lo hicieran en sus trabajos anteriores, que inevitablemente incluyen desde sus comienzos más de una referencia al estilo de Osvaldo Pugliese. Con un espectro de recursos y estilos cada vez mayor, y una libertad que sabe unir identidad. Por eso, aunque su musicalidad tenga por momentos un estilo fuertemente camarístico, siempre suena a hecho en el Río de la Plata. Desde esa clara territorialidad, el disco aporta sendos homenajes musicales a dos figuras esenciales: Julio Cortázar y Luis Alberto Spinetta. Seguramente ambos estarían agradecidos por la altura artística del gesto.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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