Se presentan como grupo de trabajadores del BAP (Buenos Aires Presente) y prefieren resguardar sus nombres debido a la persecución laboral que denuncian. Hace una semana vienen desarrollando medidas de fuerza desde que cuatro compañeros fueron despedidos, «con la excusa de una reestructuración del programa, y de la búsqueda de un nuevo perfil que las autoridades que comunicaron el despido no supieron definir», describen al ser consultados por Diario Z.
El BAP -creado hace más de 10 años- es un equipo de 230 psicólogos, trabajadores sociales, operadores sociales y choferes, que dependen del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad.
«Resulta evidente que la decisión es un claro mensaje de amedrentamiento a la organización que los trabajadores venimos llevando adelante», señalan. Es que, por primera vez en años, los trabajadores del BAP de todos los turnos se unieron en una retención de actividades como medida de lucha por el pago de sueldos atrasados y mejoras en las precarias condiciones laborales en las que se encuentran.
Actualmente un operador del BAP cobra entre 3.000 y 3.500 pesos en su mayoría bajo la modalidad de contratos de locación. Los de planta, que son un 10 por ciento aproximadamente, cobran casi el doble.
«Recorremos la ciudad las 24 horas, los 365 días del año, con el objetivo de proporcionar asistencia inmediata y contención a las personas que se encuentran en situación de calle, vulnerabilidad social, emergencia habitacional y sanitaria. Apartir de Cromañón fuimos incorporados como dispositivo fundamental interviniente (junto a SAME, bomberos, policía y Defensa Civil) en situaciones de catástrofe y/o emergencias actuando con el objetivo de ofrecer contención, acompañamiento y orientación a víctimas y familiares», informan.
Por mencionar algunas, estuvieron presentes en la tragedia de trenes en Once y en el derrumbe de la calle Mitre el año pasado. «Cada año, durante el invierno nuestro volumen y exigencia de trabajo se multiplican para ayudar a las personas en situación de calle, que ven agravadas sus problemáticas con el acecho del frío a la intemperie», agregan a este diario.
No tienen ART, ni cobertura médica, y no se les garantiza estabilidad laboral alguna ni regularidad en el pago de salarios.
«Teniendo en cuenta la enorme responsabilidad y el riesgo psicofísico que implica nuestro trabajo, resulta doblemente indignante», aseguran.
DZ/km
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