Cada año, el timbre que anuncia el final del ciclo lectivo marca también el comienzo de algo más: las vacaciones son para miles de chicos un período entre didáctico y recreativo que incluye pileta, deportes, juegos y el encuentro con eso que muchas veces toma la forma de «los amigos de verano». Una tradición urbana que responde, sobre todo, a la necesidad de los padres de tener un lugar en el cual sus hijos puedan pasar el día seguros y entretenidos mientras ellos trabajan. Ese comienzo de temporada, sin embargo, para esos padres se inicia mucho tiempo antes, cuando, frente a miles de variables a conciliar, deben decidir a qué colonia mandarán a sus hijos.
Conocer las instalaciones, ver qué lugares ocuparán, asegurarse de que se cumplen las condiciones de seguridad en caso de accidentes y, sobre todo, lograr que ellos, los chicos, estén de acuerdo con la elección realizada; varias son las cuestiones a tener en cuenta. Y a la hora de elegir, hay varias opciones.
El sector estatal ofrece colonias deportivas y lo que se conoce como «Verano en las escuelas». En el sector privado sucede algo similar, aunque las ofertas de colonias temáticas se diversifican cada vez más. En paralelo, se hace cada vez más frecuente la elección de las colonias rodantes, la versión estival de los jardines en casa.
Para todos los gustos
Para los que buscan las alternativas privadas y pueden pagarlas, la oferta es cada vez más amplia. Hay colonias privadas que permiten que los chicos asistan sólo algunos días de las semanas, en grupos reducidos y con la posibilidad de realizar actividades no deportivas. Arte, circo, ciencia, música, talleres/colonia que buscan ofrecer una experiencia pedagógica y que se enfocan en una atención más personalizada.
Elina Mercogliano es parte de la Academia Fusión, en Villa del Parque. Ella cuenta que la colonia de artes que funciona en el establecimiento se abrió el año pasado, cuando vieron que había una necesidad a ser satisfecha: «Nosotros trabajamos todo el año con talleres de iniciación musical y veíamos que muchos padres buscaban alternativas para sus hijos, porque a los chicos no les gusta el deporte, o porque ellos quieren algo más personalizado, o porque no quieren que estén al sol, por ejemplo». Las clases se dan de lunes a viernes, de 9.30 a 12.30, y se dividen en actividades de una hora y cuarto en las que se pasa de iniciación musical a dibujo y pintura y luego a una clase de yoga para niños.
«Se enseña según las posibilidades de cada chico -dice Mercogliano-. Alos más pequeños les enseñamos tiempos y ritmos, a los más grandes, lectura musical.» El lugar es para chicos de 4 a 10 años.
Y entre las opciones no tradicionales se cuenta la posibilidad de pasar un verano en el zoo de Buenos Aires. Allí los chicos asisten a clases que buscan, sobre todo, cultivar su espíritu ecológico. De lunes a viernes de 9 a 13, los niños pueden tener un punto de vista privilegiado en el mundo del zoológico: estar cerca de las jirafas, ver cómo alimentan a los elefantes. La oferta del Zoológico busca divertir y generar conciencia a través del contacto con los animales del lugar desde el 19 de diciembre al 17 de febrero. «Se tiene contacto con animales que, obviamente, no sean peligrosos y estén acostumbrados al contacto con personas. Por ejemplo llamas, guacamayos, animales de granja, lemures. En estos momentos se cuenta con la presencia continua de los cuidadores de cada animal», dicen desde el área de prensa del Zoo.
Jardines rodantes
Josefina Fatur Depetris es la coordinadora del jardín rodante Paso a Paso y es licenciada en Educación de nivel inicial. Cuenta que comenzaron como jardín ambulante para ofrecer una alternativa a los padres, un punto intermedio entre la casa y el colegio. Esa propuesta les resultó exitosa y tuvo como natural consecuencia la demanda de continuidad en época de vacaciones, lo que generó esta especie de «colonia a domicilio» que se forma con grupos, por lo general, de unos cinco chicos que viven en el mismo edificio o, incluso, que asisten a un mismo jardín pero que llegado el verano adoptan esta modalidad. «Para las mamás es más cómodo y, principalmente, nos eligen porque se quedan tranquilas, porque los ven muy chiquitos a sus hijos como para estar en grupos demasiado numerosos.» Esta propuesta, en oposición a la masividad de un club, se forma con grupos coordinados por una docente de nivel inicial que planifica las clases en conjunto con los padres o con las necesidades de los chicos. Por lo general, las tres horas que suele durar a diario la experiencia se pasa entre juegos con agua, pero sin pileta (por cuestiones de seguridad), con música o talleres de cocina.
Melina Fleiderman tiene 32 años, es periodista y es mamá de Teo, que tiene dos años y medio. También es mamá de Olivia, que tiene cinco meses. Como Teo atravesaba muchos cambios con la llegada de su hermana, Melina decidió que la mejor opción para que tuviera una primera aproximación a lo que es un jardín de infantes fuera desde la propuesta de un jardín rodante, como Paso a Paso. «Con algunas mamás del edificio armamos el grupo de chicos. Ahora, que estamos de vacaciones, al mismo grupo se le sumaron algunos chicos más y concurren al Salón de Usos Múltiples. Es un espacio doméstico, sin serlo. Así no tengo que acoplar mis horarios a los de él y tengo la tranquilidad de saber que está cuidado. Me daban desconfianza los clubes y, además, Teo no hace natación», explica Fleiderman.
Juegos y deportes
La oferta de colonias públicas y gratuitas, en cambio, se asienta sobre todo en su perfil más deportivo, aunque contempla lo educativo y lo social. Francisco Irarrázaval, subsecretario de Deportes del Gobierno de la Ciudad, dice este año se anotaron unos 15.000 chicos, aunque asegura que con el correr de las primeras semanas esa cifra varía, porque algunos no asisten o comienzan y luego abandonan. Entre los que dejan o los que se incorporan más tarde, en total suman unos 20.000. Las inscripciones se hicieron hasta el 7 de diciembre y la temporada comenzará el 2 de enero para terminar en la segunda quincena de febrero. Allí acudirán, como cada año, chicos de 4 a 13 años, de lunes a viernes de 8.30 a 16.30. En esas jornadas practican deportes y juegan. Además, desayunan, almuerzan y meriendan. El requisito para la inscripción es tener domicilio en Capital Federal y presentar DNI o su certificado de documento en trámite. Para los chicos de barrios más pobres, que son casi la mitad de quienes asisten a las colonias, hay transporte gratuito.
Son catorce los parques y polideportivos que año tras año se transforman en colonia deportiva durante los meses de verano: los parques Sarmiento, Manuel Belgrano (ex KDT) y Roca; los polideportivos Avellaneda, Chacabuco, Colegiales, Costa Rica, Dorrego, Martín Fierro, Pereyra, Patricios, Pomar, Santojanni y el Club GEBA. Irarrázaval dice que en las últimas semanas de diciembre se inician los preparativos para poner a punto estos lugares.
En los últimos años, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad ha presentado informes que exponen los problemas más comunes en las colonias públicas. Por lo general, las irregularidades consistían en botiquines de primeros auxilios incompletos o mal estado de las instalaciones. Un informe de abril de este año detectó esos problemas. Irarrázaval dice: «Nosotros tomamos todos los consejos, pero en todos los parques tenemos un médico jefe que supervisa y proveemos insumos. Quizá justo pasaron en un día movido o entre reposición y reposición. Además, tenemos unas cuatro mil personas que integran el equipo interdisciplinario entre docentes, guardavidas, médicos, nutricionistas, y controlamos sobre todo las áreas médicas, de guardavidas y la comida».
La propuesta gratuita también se extiende a los colegios, dentro del programa «Vacaciones en la escuela». Ahí los chicos asisten a diario y realizan actividades deportivas y artísticas.
En total, según Irarrázaval, funcionan unas 68 colonias entre públicas y privadas. Incluidos los clubes de barrio más tradicionales, que organizan propuestas para socios y no socios y con la infaltable pileta y actividades que se reparten entre deportes y juegos.
Hacia mediados de febrero, la mayoría de las colonias culmina su ciclo. Hasta el próximo verano, cuando suene el último timbre de final de clases.
Jardines maternales
Los jardines maternales públicos que reciben chicos de hasta dos años continúan con sus actividades durante todo el año. Pero para las madres que llevan a sus hijos a jardines privados, para quienes buscan otra opción durante los meses de verano, las colonias ambulantes (derivación de los jardines rodantes, que van de casa en casa) son una alternativa que gana cada vez más seguidores. También hay algunos espacios dedicados a los niños más pequeños. Planeta Juego, por ejemplo, tiene un espacio para la educación inicial de los bebés. Se llama Sol de Planeta y organiza juegos al resguardo del calor, pero al aire libre. En Puerto Crianza, en Puerto Madero, la oferta -más costosa- también se enfoca en la atención de chicos que asisten a jardines maternales.
Precios
Los aranceles varían según la cantidad de veces por semana que se asista a la colonia. En promedio, van de los $650 a los $1.500. En Paso a Paso también se calcula en base a la cantidad de chicos que integren el grupo. Ahí, el valor mínimo es $480 y corresponde a la colonia que se realiza tres veces por semana, durante tres horas, con seis niños; el valor máximo es $1.280 y corresponde a la colonia que se realiza de lunes a viernes cuatro horas con tres chicos. En la mayoría las actividades se hacen de lunes a viernes tres horas y suelen ser cinco niños, en ese caso el arancel es $780. En los clubes, hay precios para socios y para no socios. En Argentinos Juniors la jornada completa sale $600 para los no socios y $330 para los socios mayores de seis años. En Vélez Sarsfield se puede pagar por mes o la temporada completa, que sale $862 para turno completo, de 9 a 17. En el Zoo los precios se calculan por cantidad de semanas y de hermanos inscriptos. Un solo chico, durante un mes, paga $1.050. Tres hermanos pagarían $2.700. En los barrios, con un perfil más de taller de verano, los precios rondan los $700 u $800. En Academia Fusión el arancel es de $850 para el turno completo.
DZ/LR
Fuente Redacción Z
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