Nosotros no hacemos deportistas: formamos a las personas a través del deporte», dice Adrián González Fischer, presidente del club Manuel Belgrano. Y aunque el motor de la entidad es el deporte, lo más valioso es que hace más de medio siglo en sus canchas se enseñan valores y se cultivan amistades para toda la vida. «Para mí es un club de amigos», resume el directivo.
La institución nació en 1958, cuando un grupo de ex alumnos del Colegio Manuel Belgrano que jugaba al rugby decidió fundar un club para seguir practicando. Aquellos pibes contaron con el impulso de los propios curas de la escuela, los hermanos maristas. Fue así como llamaron a un grupo de padres para que ayudara a hacer una comisión directiva y poco a poco se sumaron las primeras divisiones juveniles hasta llegar a los mayores.
La primera sede social del Manuel Belgrano fue una pequeña oficina dentro del mismo colegio que también le prestaba su campo de deportes, hasta que en 1993 se mudó al predio actual, ubicado en Crisólogo Larralde 5255, entregado en concesión por el Gobierno de la Ciudad. Allí, las coquetas instalaciones incluyen una cancha de rugby para los grandes, cinco canchas de rugby infantil, algunas canchas de vóley con fines recreativos, una media cancha de hockey femenino para entrenar, además de buffet, comedor y hasta una boutique donde se venden objetos del club.
Al principio los socios eran casi todos alumnos del colegio. Pero con el tiempo eso cambió y hoy recibe vecinos de Núñez, Belgrano, Villa Urquiza, Coghlan, Villa Ortúzar y Villa del Parque. Su presidente asegura que «al estar enclavados en Saavedra tuvimos un enorme desarrollo» y que pese a ser un club donde manda la ovalada, el hockey ayudó a crecer. Ahora cuenta con 600 socios, su máximo caudal histórico.
Para los nenes hay escuelita de rugby desde los cuatro años -hasta llegar al plantel superior- y para las chicas el hockey arranca a los ocho. «El rugby es una poderosa herramienta de inclusión», afirma Claudio Aricó, coordinador y head coach de toda la división escuela. En ese sentido, les dan lugar a chicos con capacidades diferentes: la idea es que todos tengan la oportunidad de participar, algo que no pasa en otras disciplinas.
Además, la institución hace hincapié en la educación: tiene profesionales que dan charlas sobre nutrición, alcoholismo y sexualidad, insisten en que no descuiden los libros, y arman giras y campamentos.
El Belgrano tiene el orgullo de haber formado a dos Pumas: Pepe Mostany -jugó el primer mundial en 1987- y Patricio Albacete, figura de la Selección. El último crack se llama Martín Ignes, que participó del mundial juvenil de menores de 20 el año pasado. El semillero del Belgrano sigue dando que hablar.
Club Manuel Belgrano
• Dirección: Crisólogo Larralde 5255.
• Barrio: Saavedra
• Teléfono: 4541-1551.
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