Allí se borronearon y compartieron poesías, se diseñaron estrategias para la revolución, se reunieron militantes de todos los partidos, se confesó un amor prohibido, se camuflaron para eludir la represión generaciones de manifestantes que corrieron por la avenida Corrientes. Se contó en una noche la historia de una vida, y empezó otra.
Esas mesas que, como las de Discépolo, «nunca preguntan» pero aceptaron mansamente que una tarde se llore sobre ellas «el primer desengaño».
Si proverbial fue el chocolate humeante también proverbial el malhumor de sus mozos que sin embargo, con un guiño, sellaban cierta complicidad con los parroquianos que hicieron de La Giralda su sala de lectura. Y envejecieron juntos: el bar, los mozos, los parroquianos.
Todo eso va a terminar: las cuentas del bar histórico La Giralda, Corrientes 1453, no cierran y los dueños decidieron cerrar. Y otro bar emblemático de la Ciudad se va a perder por el camino que se perdieron el Bar Ramos, Politeama, El Nacional, Pernambuco, El Astral. El heredero de la familia Nodrid, Marcelo, tiene una visión menos romántica: «Hay muchas deudas, cayó el consumo, la refacción de Corrientes nos complicó todo y este mes no llego a pagar los sueldos».
El herededo de la familia, Marcelo Nodrid, que asumió la responsabilidad de continuar con La Giralda dice en una entrevista al diario BAE: «No tengo espaldas para seguir adelante. Hay muchas deudas, cayó el consumo y encima nos complica la refacción de Corrientes. Este mes no llego a pagar los sueldos», sostiene.
La Giralda empleaba 10 mozos con un promedio de 20 años de trabajo en el lugar. El año pasado cuando los responsables de la sucesión dejaron de pagar los sueldos, varios se fueron yendo. La empresa iba al Seclo pero nunca se cumplía la promesa de pago.
Quedan Rosario Antonio Jaimez que llevaba 16 años de mozo, José Orellana 21, Guillermo Orellana 30 y Antolin Vera 19 años. «La situación siempre fue irregular, a trabajadores de más de 30 años de antigüedad siempre los mantuvieron con parte del sueldo en negro. En 2017 estuvieron casi dos meses sin pagar los salarios, no les hacían los aportes patronales, dejaron caer todo el fondo de comercio. Siete trabajadores les iniciaron juicios para poder cobrar lo adeudado. Nodrid es una familia muy pudiente y con varias propiedades. Les iniciamos una causa penal para frenar la venta de los bienes», explica Verónica Sánchez, la abogada de los mozos de La Giralda.
Fuente: BAE
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