En la entrada, las añejas baldosas del hall central emulan un tablero de ajedrez negro y amarillo. Ala izquierda está la biblioteca y a la derecha una sala de lectura. Una escalera conduce al enorme salón donde se practican meditación y artes marciales y se ofrecen obras de teatro los sábados por la noche.
Analía, una de las encargadas de la biblioteca junto a Laura, manipula un ejemplar de Anna Karenina, de León Tolstoi. La Benito Nazar cuenta con un archivo variado, armado a partir de las inquietudes de sus socios que acceden a libros bastantes caros y difíciles de conseguir porque ya están agotados. Hay desde ensayos de sociología o filosofía (autores como Pierre Bourdieu y Michel Foucault) hasta textos de escritores consagrados y noveles, como Selva Almada y Laura Alcoba.
La Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular “Benito Nazar”, fundada el 23 de febrero de 1927, es un espacio de socialización y reunión de los vecinos de la zona sur de Villa Crespo. Está ubicada frente de la plaza homónima, que está poblada de fresnos y paraísos.
Al pasar un pasillo se accede al patio techado de la asociación. Ala derecha está la cancha de pelota paleta, donde se juega un disputado encuentro. Hay partidos todos los días de 17 a 22. Y los sábados se juega desde la mañana hasta bien entrada la noche.
En el fondo, el buffet, con sus paredes verdes iluminadas por la luz que proviene del patio. Horacio es el encargado y cocinero de esta especie de bodegón donde se come muy bien. “Bien y barato”, asegura mientras sirve un abundante plato de tallarines con pesto.
En un costado hay un antiguo cartel que reza: “Cena y baile, a realizarse en nuestra sede social –Antezana 340–. Sábado 30 de octubre de 1943 a las 20 horas”. Don Fioravanti, de 80 años y avasallante retórica barrial, cuenta: “Arriba (en el salón) había baile todos los sábados. Yo pasaba los discos y atendía el guardarropa. Con lo que gané una noche, me compré una pilcha con chaleco y pantalones largos. Venía un tipo con una chica y me decía ‘Pibe, poneme un bolerito’ y te daba 20 centavos. Venía otro y ‘Poneme un tanguito’. Y los tipos chochos porque yo les hacía la segunda”.
Llega la noche. En medio del aroma a costillitas de cerdo y las charlas animadas, algunos comienzan una partida de pool en la mesa de paño rojo o juegan a las cartas. Las risas y chicanas resuenan en el buffet de la “Benito Nazar”.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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