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Bertonatti: «El Zoo está varado en un mar de decadencia»

En medio de la crisis que vive el Zoológico de Buenos Aires, el ambientalista, museólogo y ex director del predio Claudio Bertonatti explica cuáles son las causas de este abandono.

Por Alejandra Hayon
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¿Cómo describirías el estado actual del zoológico?

Está varado en un mar de decadencia. Cada día su situación se torna más anacrónica y mas alejada del centro de conservación que debería ser. El punto más crítico, y que demostró ser un fracaso, es la idea de un zoológico público en manos de una empresa privada. No pienso volver a pisarlo en la medida de que no se transforme.

¿Cómo se mide este fracaso?

Después de más de veinte años demostraron que no pudieron transformar el predio en lo que debería ser. Te das cuenta contando la cantidad de especies y ejemplares que tiene –casi 300 actualmente- en relación con los programas de conservación y de rescate, que como mucho son cinco. ¿Qué hacen con las 295 especies restantes? Las tienen únicamente como exposición. Es un desfasaje vergonzoso y muestra una ausencia por el compromiso ambiental de la institución.

¿Cuál fue tu experiencia como director?

La empresa ha demostrado que no tiene vocación para transformarlo. A mí me convocaron después de las irregularidades para renovar la licitación del predio y el escándalo de la subasta pública en 2011. En primer término, subastar el zoo al mejor postor es un delirio. Cuando me llamaron me hicieron creer que llevarían adelante la transformación, de hecho presenté un diagnóstico y un programa de acción pero en realidad fue una vidriera para simular y calmar los ánimos y las criticas frente a la situación del predio.

¿Y qué pasó?

Al principio avanzamos con algunas obras pero a medida que exigía mayor inversión comenzaron a dilatarme los plazos y hasta llegaron a cuestionarme decisiones que tenían que ver con mejorar las condiciones de los animales. Un día me dijeron: `hasta acá llegamos´ y al día siguiente renuncié.

¿Cómo debería ser el zoológico del presente?

Debería ser un actor de la conservación de la naturaleza. Tener planes de estudio, cuidado y protección de las especies autóctonas de nuestro país y no sólo concentrarse en sus dieciocho hectáreas. Los objetivos deberían ser conservar, educar, investigar, contribuir con la recreación –siempre y cuando sea educativa- y, lo más importante, generar mejores estándares de bienestar animal. Si esto último no sucede, es imposible llevar adelante el resto. Quien lo visita tiene que salir siendo un aliado de la naturaleza, queriendo adoptar animales abandonados… con el modelo actual es impensable.

¿Cuál es el estado de los animales?

El estado en general es precario. Algunos están bien, otros, mal y muchos en una situación mediocre. El zoo tiene más especies y ejemplares de lo que debería tener. La mayoría está como objeto de exhibición, para que los visitantes les saquen una foto.

¿Se podrían haber evitado las muertes de animales?

Por supuesto que sí. De todas maneras cada caso fue diferente. Cuando murió el oso Winner yo era el director y te aseguro que estuve las 24 horas adentro del zoológico esos días de calor intenso. Si se podría haber evitado, no lo puedo asegurar. Sólo sé que hice todo lo posible. El problema es por qué tenemos un oso polar en Buenos Aires con 50 grados si nosotros no salvamos esa especie. ¿Lo tenemos únicamente para exhibirlo? El oso debería haber estado en un centro donde se preserve la vida de su especie junto a otros osos polares. Lo mismo sucede con la orangutana Sandra, ¿para qué la tenemos? El zoo sólo debe tener especies que puedan estar en programas de conservación.

¿Y en el caso de la jirafa y los lobos marinos?

Todo indica que la muerte de la jirafa tuvo que ver con la mala planificación del traslado. Fue prematuro porque el animal no estaba preparado y además el habitáculo utilizado no era el apropiado. En cuanto a los lobos marinos se juntaron varios factores: una alimentación deficiente en cantidad y calidad, una sobre exigencia con más de diez shows diarios y que se le permita al público darle comida. Además, el acuario es una subconcesión –aunque de la misma empresa- y no contaban con un veterinario para que atendiera a tiempo a los animales.

¿No están prohibidos los shows y las prácticas circenses?

Por supuesto. Decir show en un zoológico es mala palabra. Deberían ser charlas didácticas en donde el animal haga lo que quiera hacer y vos vas comentando acerca de su comportamiento. Yo los había prohibido mientras fui el director.

¿Creés que es posible un cambio?

Estoy convencido que puede haber algún tipo de cambio y que lo que está pasando en la sociedad es un fenómeno esperanzador. Lo que me preocupa es que muchos opinan desde un lugar emotivo sin tener la experiencia ni el conocimiento técnico. Por ejemplo, humanizar a los animales es un error. Ellos desarrollan sus sentidos de manera diferentes al nuestro. Un animal pondera la seguridad, tener alimento y refugio, contar con seguridad sanitaria, estar con su manada si es lo que necesita. No es lo mismo un pez, un ave o un mamífero. No todo debe reducirse a la idea de libertad y punto.

DZ/ah

Fuente Redacción Z
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