Me di cita con una verdadera luthier de personajes que no deja de sorprenderme con su frescura y humildad. Preparando la nota, recordé su primer Martín Fierro, que ganó en 2008 por la mejor labor humorística femenina en Noche de ronda. Anita Martínez quería ser bailarina clásica, así que hablamos de la inspiración que le dio el Lago de los cisnes. “No podés trabajar con un cuerpo en el que haya partes adonde no llegue la emoción”, confesó. Me guardé ese secreto a voces y me inmiscuí en sus personajes.
¿Cómo es tu trabajo para componer?
El personaje siempre llega por la forma de hablar o por alguna característica. Una de las cosas que más me ayuda es el vestuario; cada uno tiene que tener su ropa, su bigote…
¿Cuántos hacías en la obra La más pior, que acaba de concluir?
Cuatro personajes. Después había mucho stand up, que es un lindo camino. Hablaba desde mí y de todo lo que implica moverse en la nueva modernidad. Eso es algo que ves a una determinada edad. La obra generaba mucha empatía con el público porque tocaba cosas básicas como la maternidad, la infancia, las vacaciones con un marido.
¡Y la gente se reía muchísimo!
Sí, porque eran cosas cotidianas. Me gusta eso. Todo cambia vertiginosamente. Lo veo a mi nene con el tema del touch: todo es touch. Eso también estaba en la obra y en contraposición a personajes que se quedaban más en el tiempo.
A tu hijo de seis años lo conoció todo el país, por tu aparición en Showmatch, y sin embargo yo notaba que estabas tranquila.
Tenía pánico porque los niños tienen como un sincericidio. Mi angustia era que Lorenzo dijera malas palabras, porque en casa somos muy malhablados. Pero por suerte él tiene sentido de ubicación y sabía donde estaba.
No eras como otras madres, dejabas que todo transcurriera sin meterte.
Si hay algo que le respeto mucho a Marcelo es el vínculo que tiene con los pibes. Podés poner al mejor payaso del mundo, pero si estás al lado de Tinelli él se lo come crudo.
Anita, siempre admiré la rapidez con la que podés meterte en tus personajes, resolvés cosas en un minuto.
Puedo hacer una función con cinco espectadores y no me asusto. ¡Hay que remar una función así! Pero el vivo de Showmatch fue todo un aprendizaje. No se le parece a nada.
¡Lo que fue el verano en Carlos Paz!
Fue tremendo. Ahí notamos el espaldarazo de la gente, que venía desde todas las provincias.
Este año dijeron que no ibas a estar en el programa, pero después fuiste vos la que decidió dejar el certamen.
Al principio había decidido volver porque un día llamó Marcelo y me dijo: “Los campeones del último año tienen que estar”. Y yo siento que al tipo le debo todo lo que me pasó, por eso dije que sí. Pero las cosas mágicas no se repiten y estaba segura de que esa magia no iba a pasar de nuevo. Además, Lorenzo empezaba primer grado, y primer grado es primer grado. Cuando el chico comienza a entender que leer y escribir es la herramienta para su vida, cambia la tuya. Y quería vivir ese proceso de manera intensa.
Todo lo que te hizo visible es algo tuyo, porque vos siempre fuiste así.
Fue el espaldarazo del público, pero el público es de Marcelo, no es mío. Él me abrió la puerta y me dijo “asómate, ésta es mi gente, a ver qué le podés dar”. Nos votaron muchas personas el año pasado en lo de Tinelli. Hay todo un detrás de escena por el que no me podía hacer la regia e irme a mi casa. Además, los perros del sueño lo valían.
¿Qué perros tenés ahora?
Tengo a Susu, Beba, Chiquita, Negrita y Corei, que es un galgo rescatado. Pero también está Marta, ¡que es la verdadera dueña de la casa!
¿Quién es Marta?
Ella es la gata, que tiene diez años y está acostumbrada a educar perros. Es la que pone orden, interfiere y los separa cuando se pelean.
¿Cómo es el panorama cuando volvés a tu casa después de la función?
Están todos esperándome. El vecino me cuenta que ya los ve en la puerta cuando yo todavía estoy a dos cuadras de llegar. Hay una de las perras, de las más gordas, que come cuando llego. Es como si festejara que llego, comiendo. Después, esperan para dormir con nosotros… A veces me despierto y están el galgo, la gata y las dos chiquititas al lado nuestro. Un día me tuve que ir de la cama porque Lorenzo quedó en el medio, sitiado, y si bajo ya no puedo volver a entrar, no me dejan. La gata está en una etapa en la que duerme pegada al panel calefactor, porque es muy friolenta.
¿Qué lugares de la ciudad de Buenos Aires son tus preferidos?
Me gusta mucho San Telmo. Y Recoleta me parece precioso. Me encanta tomar café sentada en un barcito y disfruto escribir. Además me cuesta menos estudiar en un bar que en mi casa. A veces el silencio me abruma. Para mí, todos los cafés tienen su encanto. No conozco muchas ciudades del mundo, pero poder estar sentada tomando un cafecito en Buenos Aires no tiene precio.
¡Y qué alegría saber que en tu casa te esperan ansiosos!
Ningún marido se portó tan bien. Además, con el paso de los años los perros no necesitan cambiarte por una perra más joven.
DZ/sc
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