Hay muchas razones para homenajearlo. Puede ser por canciones como “Como pájaros en el aire”, “La estrella azul” y “Desde el puente carretero”. O por su participación en el vanguardista grupo MPA en los 80, junto al Chango Farías Gómez, Verónica Condomí, Mono Izarrualde y Jacinto Piedra. Quizá en algunos años, Peteco Carabajal sea reconocido como uno de los grandes creadores de la música de raíz argentina.
Anabella Zoch decidió hacerle un tributo en vida con su disco Espejo de amor, una selección de canciones que giran en torno al amor. “El encuentro que se vuelve obra, homenaje y creación”, dice la portada del disco.
Son 16 canciones del santiagueño, que participa como productor, canta y toca distintos instrumentos. Además, Peteco y Zoch hicieron juntos para el disco “Domingo” y “El bien y el mal”. También participan como invitados Bruno Arias y Juan Carlos Baglietto.
Docente de larga trayectoria, la voz de Zoch es mucho más técnica que la de Peteco, pero también más alejada del folklore. O al menos de esa forma tan peculiar de interpretar de los músicos de raíz santiagueña. Ella juega con las cuerdas y viste a esas obras de canción. Su propuesta puede gustar o no a los fanáticos del sonido rústico de la tierra del quebracho, pero quizá ése es su mayor aporte. Zoch toma la obra de un grande del folklore y ofrece su propia mirada, sin caer en la tentación de un tributo vacío.
La artista de San Nicolás eligió mirar al Peteco que le canta al amor. Podría haber puesto el foco en el Peteco de tierra adentro, más santiagueño que el mistol. Y tantos otros que conviven en un artista que lleva 40 años de escenario.
DZ/nr
Fuente Redacción Z
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