Es importante comprender qué es un orgasmo. Aunque parezca increíble, muchas mujeres –y no pocos hombres– lo ignoran o tienen ideas erróneas al respecto.
Para quien tiene regularmente muchos orgasmos, la pregunta sonará, como mínimo, ridícula. Y, sin embargo, muchas mujeres adultas que recurren a nuestro consultorio afirman que jamás experimentaron un orgasmo. Es más: entre ellas, hay muchas que “sienten algo”, pero que “eso” no es –según ellas– lo que se considera un orgasmo.
Un orgasmo es una intensa sensación de placer que dura segundos. Es la culminación, el punto más intenso de una excitación sexual. Esto vale tanto para hombres como para mujeres.
Es deseable, por supuesto, que todas las mujeres, de cualquier edad y condición, experimenten ese placer llamado orgásmico. Sin embargo, muchas dicen no tenerlo.
¿Realmente es así?
¿O están esperando una explosión de colores, como fuegos artificiales en una noche estrellada, de acuerdo a la idea que se hicieron en base a lo que leyeron en alguna novela o en una revista, y se encuentran con una pálida cañita silbadora?
Esa expectativa que se genera, muchas veces conspira contra la obtención de placer.
Pero lo más importante es que puede pasar inadvertido todo el proceso que lleva al orgasmo.
Lo que sucede, en muchos casos, es que realmente hay orgasmo, pero es diferente de la explosión anhelada. Y ocurre que la persona concurre a la clínica del profesional afirmando no haber experimentado orgasmo alguno, confundiendo de esa manera al especialista que lo atiende.
El orgasmo requiere entrenamiento. Un entrenamiento “senso-perceptivo”. El tratamiento que indicará el especialista consistirá en volver sensible a la atención los movimientos musculares mínimos que, en forma de contracciones rítmicas, van articulando orgasmos.
Pero, repetimos, hay orgasmos –quizás mínimos– que no se perciben, porque las mujeres están esperando “la ola mayúscula” que, suponen, se presentará en algún momento.
DZ/rg
Fuente Redacción Z
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