Barajar y dar de nuevo. Ésa es la intención del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, para solucionar el problema de la basura. Tras seis años de gestiones fallidas, al problema estructural que el distrito tiene con la provincia de Buenos Aires por el destino final de sus residuos, se sumó en los últimos meses un conflicto con las empresas de recolección que ya no le obedecen a pesar de los fenomenales aumentos que ha tenido el contrato de concesión, vencido hace más de dos años.
Es que a pesar de los 3.200 millones de pesos por año que reciben las empresas de higiene urbana (es el contrato más importante que tiene la Ciudad) las calles están sucias, hediondas y llenas de bolsas sin recolectar. No le puede echar la culpa a los cartoneros porque esta vez no son parte del conflicto central.
Las internas gremiales y el nuevo sistema de contenedores, no incluido en el pliego, son reglas que no todos están dispuestos a cumplir. Por eso Macri decidió intervenir virtualmente el Ministerio de Ambiente y Espacio Público y poner a un hombre de su riñón, Edgardo Cenzón, acostumbrado a lidiar con conflictos de este tipo. Incluso fue él quien desde la Subsecretaría de Administración de la dependencia ambiental que ocupaba desde hace un año arregló con Hugo Moyano las indemnizaciones anticipadas para los camioneros.
Su función es clara: debe llevar a buen puerto el nuevo contrato de recolección de basura cuyo presupuesto asciende a 30 mil millones de pesos en 10 años, formalizar definitivamente los contenedores como el espacio donde los vecinos deben tirar la basura y establecer la separación domiciliaria como algo obligatorio.
Pero Cenzón tiene otro desafío: debe superar la transición hasta la vigencia del nuevo contrato, aproximadamente hasta fin de año, para que no le juegue una mala pasada en este 2013 electoral. El funcionario, que asumirá como subsecretario de Higiene Urbana, reemplazará a Fernando Elías, un hombre que formó parte de la Corporación Puerto Madero con perfil político y que se refugiará como jefe de Gabinete de Diego Santilli, quien seguirá al frente del ministerio, al menos hasta las elecciones legislativas, donde ocuparía un lugar importante en las listas del PRO.
Estiman que en abril comenzará una fuerte campaña de difusión a la población, para que la gente no sólo sepa cómo separar la basura sino también las opciones que tendrá para desecharla. Por caso, además de los contenedores para reciclables que debe haber a menos de 400 metros de cada casa, también está la opción de acordar con alguna de las 12 cooperativas de cartoneros que trabajarán en la ciudad. Ese acuerdo sólo se formalizó a principios de este mes aunque arrancó con algunos problemas. Es que la semana pasada dos camiones entregados en comodato a la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros Ltda. se vieron involucrados en un hecho delictivo en Brandsen, provincia de Buenos Aires. Esto obligó al director general de Reciclado, Alberto Alippe, a presentarse ante las autoridades judiciales para deslindar responsabilidades.
Las seis mil toneladas de residuos que genera el distrito también obligaron a Macri, a fines del año pasado, a firmar un compromiso difícil de cumplir: reducir en un año y medio el 78% de la basura que se entierra en los rellenos sanitarios de la provincia de Buenos Aires. Tal como anticipó Diario Z, también se trabajará en la posibilidad de una reforma de la Ley de Basura Cero que impide la incineración. Es que, aunque se usaran las tecnologías más avanzadas de tratamiento, siempre quedará un resto que debe ser enterrado. En el conurbano no hay voluntad política de allanarle el camino a Macri, por lo que se tendrá que arreglar solo. En la ciudad no hay lugar para un relleno sanitario. A pesar de la oposición de las ONG ambientalistas, en breve podría empezar a hablarse seriamente de incineración.
Fuente Redacción Z
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