Contratos que se prorrogan por casi dos años. Pagos que se multiplican por tres por un servicio sin inversiones que lo mejoren.
Aumento récord de la producción de basura, con el consiguiente incumplimiento de una ley que, reglamentada en 2007, establece la paulatina -y obligatoria- reducción de los residuos a enterrar en la Ceamse. Ausencia de tratamiento de materiales peligrosos como pilas y baterías. Algo huele muy mal en Buenos Aires, y no son sólo las montañas de desperdicios que cubren veredas y espacios públicos.
Mauricio Macri sigue dando pasos hacia atrás en la resolución de un tema fundamental para la Ciudad. Desde el Ejecutivo porteño no sólo trascendió que extenderán la prórroga que desde 2009 frena el llamado a licitación para nuevos operadores, sino que se adelantó que se discutirá desde fines de marzo un contrato de concesión
por unos 2.000 millones de pesos: unos 624 millones más que los pagados el año pasado.
La cifra, destacó a Diario Z Eduardo Epszteyn, presidente del bloque Diálogo por Buenos Aires, ya había sido multiplicada por tres dado que «desde 2007 a 2010 el precio pagado por la prestación fue de 465 millones pesos a 1.376 millones, con los mismos servicios y sin nueva inversión».
Martín Hourest, diputado por Igualdad Social, también se refirió al vertiginoso aumento del presupuesto para el manejo de residuos. «En 2006 fue de 387 millones de pesos. Y luego subió un poco más, para terminar en unos 560 millones de pesos antes de que asumiera Macri», indicó. «Si el Gobierno de la Ciudad confiesa que el nuevo contrato saldrá 2.000 millones de pesos, con un cambio de servicios e incrementos de inversión dudosos, y queda demostrado que con la generosa política de redeterminación de precios el contrato prorrogado se incrementa a razón de $400 millones por año, entonces estamos condenados a la ‘manlibización'», disparó Epszteyn.
El incremento de costos previsto para este año aparece, en principio, como el argumento para motorizar este incremento.
«No pueden justificar el aumento del contrato sólo a la suba de salarios», dijo. Si desde el Gobierno llaman a una nueva licitación a fines de marzo, la Ciudad quedará bajo un nuevo régimen de demarcación con cuatro en vez de siete zonas.
Fuentes del ministerio de Ambiente y Espacio Público anticiparon que las oferentes serían las mismas compañías
que prestan el servicio aunque en la mayoría de los casos asociadas en bloques de hasta tres o cuatro empresas. Las locales Grupo Roggio y Pescarmona y las españolas Aesa y Urbasur son algunas de las que buscarán quedarse con el nuevo contrato.
El macrismo también deberá dar cuenta en los próximos meses del incumplimiento de la ley Basura Cero, que establece la reducción anual de los niveles de desperdicios que se destinan al relleno sanitario de Ceamse. Durante 2010 la Ciudad mandó a enterrar más de 2,1 millones de toneladas -un auténtico récord histórico-, cuando el volumen emitido apenas si podía superar el millón de toneladas.
«El cumplimiento de las metas de reducción de la ley Basura Cero es totalmente negativo. Si bien las metas son ambiciosas, al menos la tendencia no debería ser negativa en términos de los volúmenes que se envían a los rellenos sanitarios. Hay una ausencia total de políticas integrales», dice Epszteyn.
El ministro del área, Diego Santilli, discrepa: «No es que haya aumentado el volumen de los residuos domiciliarios, sino los restos de obra, que pasaron de 443.894 toneladas a 630.000, y eso tiene que ver con el boom de la construcción».
Otra deuda es que no existe ningún tratamiento pautado para residuos peligrosos como pilas, baterías u otros materiales de riesgo. Santilli, no obstante, valora como «un hecho sin precedentes» la aplicación del principio
de la responsabilidad extendida al productor», que se expresa en que Duracell y Energizer «aceptaron hacerse cargo del traslado y reciclado de sus productos.
Un gran paso que nos permitirá dejar un planeta mejor
a nuestros hijos», se entusiasma.
Mientras tanto, los actuales y futuros concesionarios se preparan, por enésima vez, para encontrar otra enorme fortuna en el fondo del más sórdido tacho de basura.
DZ/LR
Fuente Redacción Z
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